Opinión

Autodefensa

Ante la nueva situación en Cataluña, Mariano Rajoy ha avisado de una nueva aplicación del 155, mientras que Albert Rivera ha solicitado que continúe vigente. Las dos actitudes presentan inconvenientes propios. La de Rajoy parece insinuar la existencia de una normalidad que hace mucho tiempo desapareció de Cataluña. La de Rivera resultó precipitada, propia de ese voluntarismo oportunista del que Ciudadanos hace gala con frecuencia últimamente.

Aun así, las dos propuestas no están tan alejadas como parece, y los puntos de coincidencia son más visibles tras el incendiario discurso del Presidente de la Generalidad, digno de un peligroso ultra de los años 30. Ha quedado claro que no va a haber marcha atrás en el «procés». La construcción nacional llevada a cabo en los últimos cuarenta años ha fracasado y más de la mitad de la población catalana ha quedado fuera. Pese a todo, la nación nacionalista catalana monopoliza la voluntad de unas élites para las que ha llegado el momento de proclamar la independencia y la república. A costa de más de la mitad de los catalanes, a costa de España y a costa de la Unión Europea.

Por eso el recurso que tanto Mariano Rajoy como Albert Rivera han hecho del 155 debería ser el primer paso para explorar, junto con el PSOE, nuevas formas de articular una política común ante el desafío.

Todo esto debería haberse puesto en marcha desde por lo menos 2015, pero las rutinas y los reflejos adquiridos durante tantos años de inmovilismo diletante ante la construcción nacional catalana han pesado y siguen pesando en los responsables políticos nacionales. Ya no se puede postergar más. Resulta imposible seguir negando la evidencia de que el nacionalismo, aplaudido y ensalzado hasta hace muy poco tiempo como el colmo de la modernidad, lleva a la ruptura de las sociedades en las que prende. Las democracias liberales son incompatibles con el nacionalismo, y aunque haya mucha gente que lo ha descubierto en los últimos meses, es urgente actuar en consecuencia. De hecho, el nacionalismo se va a llevar por delante a quienes sigan negando esta realidad.