Opinión

Quim

Heribert Barrera, el que fuera presidente de ERC y racista reconocido, es uno de los máximos adalides del supremacismo separatista cuya ideología resumía en frases como: «En América, los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos», «se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético». Jordi Pujol escribió en 1976 «el hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido (...)». El 27 de agosto de 2008 Oriol Junqueras publicó «Proximitats Genètiques», un informe que avalaba las tesis de las diferencias genéticas entre españoles y catalanes: «Los catalanes tenemos más proximidad genética con los franceses que con los españoles, más con los italianos que con los portugueses; y un poco con los suizos».

Quim Torra militó en diversas organizaciones soberanistas, miembro de «Soberanía i progres», líder en «Ómnium Cultural» y escritor impulsivo en todos los medios subvencionados que proliferan en el oasis corrupto. En el 2012 fue designado presidente del «Born centre cultural», el espacio que se convirtió en el mausoleo del soberanismo y lugar de peregrinaje de las enardecidas masas arias separatistas. Quim Torra es el perfecto heredero de la ideología supremacista de Pujol, Barrera o Junqueras; cuya elección tiene un claro viso provocador y de señalamiento hacia los catalanes libres de nacionalismo. Sus mensajes de odio en las redes sociales son dignos de análisis en alguna facultad de psiquiatría. En sus textos proliferan las loas al golpista Macià, quien lo santifica como héroe por haber dirigido el levantamiento armado de Prats de Molló, homenajea de forma constante a los famosos criminales hermanos Badía, el mayor de los cuales (Miquel, conocido como el «Capità collons», fue asesinado por órdenes de Lluís Companys por un asunto de faldas y cuernos). En los últimos cuatro años, los catalanes libres de nacionalismo, hemos recibido toda clase de insultos, vejaciones y menosprecios proferidos por eminentes opinadores subvencionados en la televisión pública catalana, o bien en los artículos de opinión que envenenan las putrefactas aguas del oasis catalán.

Anticatalanes, fascistas, franquistas, traidores, botiflers, colonos, charnegos, colonialistas, carroñeros, víboras, hienas, bestias con forma humana, personajes nauseabundos, catalanofóbos, generadores de autodio, expoliadores, esclavistas, inmundicias, aniquiladores de naciones, mal educados, pijos, prepotentes, amorales, indignos, ocupantes, invasores, exterminadores, indecentes. La lista sería interminable, destacando entre los insultadores al actual presidente de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra. «As extreme or even supremacist», así definía el pasado miércoles, «The Washington Post», al nuevo inquilino del Palau de la Generalitat, que ejercerá las funciones de vicario general en ausencia del presidente fugado. «Quim Torra, marionnette inspiré dans la Yougoslavie de Milosevic» resaltaba «Le Figaro» sobre Quim Torra. Quim para los amigos.