Opinión
Tierra de papas
«Papas, papas, y más papas – no dejes de comer papas arrugadas ni un instante, y da mucho las gracias», me exhortaba mi madre con aparente excitación. Las Islas Canarias eran uno de sus sitios favoritos en este mundo, y era mi primera vez visitándolas. Había oído todo tipo de fantasías y nostalgias, forjadas en roca negra de volcán, sobre aquella tierra de misterio.
Los españoles más maravillosos del planeta – como el maestro zapatero Manolo Blahnik – habían salido de aquellas islas salvajes y fantasiosas. Sus negras y místicas formaciones de piedra arropadas en nubes como gigantes dormidos sobre el océano... Al sobrevolar la isla de Tenerife, distraída por el espectáculo de puesta de sol que se deslizaba entre sus rocas, no sabía qué esperarme de aquel lugar de legendarias patatas y zapateros. Sospechaba que algo de magia habría en el asunto.
El Tenerife Fashion Weekend – invitados por la eternamente elegante Blanca Zurita – nos traía a la isla. A Agatha Ruiz de la Prada como protagonista de su propia exposición compartida, compuesta por 20 trajes únicos e inimitables de distintas épocas del agathismo, traídos de nuestra fundación multicolor. A Cosima como representante de la marca y cuidadora de dichos trajes, especialmente seleccionados para la ocasión.
Trajes minuciosamente cuidados y preservados en la Fundación Agatha Ruiz de la Prada, que muy de vez en cuando hacen apariencias estelares en los momentos más oportunos del mundo. Esta vez habían decidido lucirse ante las buenas gentes de Arona, en el revolucionado sur de la isla, para formar parte de la conversación fashionística que empezaba a brotar en la zona.
Recientemente las Islas Canarias se habían convertido en un destino de lo más de moda. Custo acababa de desfilar, los revuelos de Moda Cálida (pasarela de trajes de baño de alta emoción) ya se sentían, y ahora el municipio de Arona se permitía soñar sueños glamurosos. Estaban decididos a aprovechar el prodigioso boom comercial de Tenerife para ligarlo con la cultura y la moda.
En la primera edición del Tenerife Fashion Weekend se habló de cultura, de sensibilidad y del arte de la costura como un mundo de fantasía – vamos, que empezaba perfectamente encaminada. Entre el apogeo turístico que se apoderaba de la isla se construiría poco a poco un bastión fashionístico capaz de enviar destellos de esperanza al mundo entero.
Entre los invitados de esta primera edición del Tenerife Fashion Weekend se encontraron Juan Duyos y Felipe Vives (de la singular firma Tolentino) – que expusieron sus trajes de sirena intergaláctica y sus sombreros de ensueño, respectivamente, con particular esmero.
Allí estaba también Josie, para contarlo. Gracias a su bendición el evento se materializaría en redes y cobraría vida propia. Natalia Ferviú –estrella local que epitomizaba el entusiasmo fashionístico de la isla– no se lo perdió, recibida por entusiastas hordas de fanáticos y admiradores autóctonos. Francisco Henriques, despampanante supermodelo de deseo y protagonista del último anuncio de Paco Rabanne, también causó fogosidades múltiples. Contamos con el apoyo local del ayuntamiento de Arona, quien envió a su carismática concejala Dácil León a recibir a los excéntricos visitantes que llegaban a sus tierras.
Josie y Natalia hablaron de tendencias, cómo no. Juan Duyos de la composición de un desfile y sus descomposturas. Felipe Vives de crear sueños con sus sombreros. Mientras que Cosima defendió la filosofía agathista de vivir a través de la belleza y de la creación, siendo coherentes y conscientes de la proveniencia de tales embrujos. Como devota agathista enfatizó la necesidad de tomar responsabilidad ante el proceso creativo y ante el planeta tierra. Para ella, lo fundamental era pensar en arcoíris futuros.
Contamos con el fantástico objetivo de Juanlu Real, fotógrafo de moda de gran calibre y actividad, que había cultivado su preeminencia entre las desmelenadas modelos de Miami y Los Ángeles. Cada elemento había sido maquinado a la perfección para traer la moda a Arona y que fuese verdadera.
El hotel Tigotan fue el lugar ideal para prestarse a las charlas del fin de semana, mientras el hotel Sir Anthony tuvo la suerte de contar con nuestra maravillosa exposición triunviral (Agatha Ruiz de la Prada, Juan Duyos y Tolentino). El Gran Tacande –por otro lado– hospedó a los individuos fashionístico que llegaron a sus tierras de fantasía con gran fervor. Sus cuartos hiperinteligentes se adelantaban a cualquier antojo que te pudiera surgir.
Como por arte de magia, aparecieron unas papas arrugadas (con mojo) en la habitación 418.
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