Opinión

¡Vota las veces que quieras!

¿Por qué ha conseguido el líder de Podemos un préstamo por el 90 por 100 del importe de su vivienda con el que ninguno de nuestros hijos puede soñar? ¿Hay privilegio político de por medio? ¿Hay simpatías comunes? ¿Hay «do ut des»? Eso es lo que hay que explorar.

En 2012 dimitió el presidente alemán, Christian Wulff, por haber suscrito un crédito en condiciones excepcionalmente favorables. La compra de su chalet de 500.000 euros se remontaba a años atrás, cuando era presidente del Land de Baja Sajonia. Un amigo empresario le prestó el dinero. Se subrayó que, aunque no hubiese cometido ilegalidad alguna, como líder político tenía la obligación de someterse a rigurosos estándares morales en la recepción de dinero.

Allá los seguidores de Podemos con sus caudillos. Personalmente no tengo más reservas sobre el chalet de la pareja que las del trato de favor que pueda haber recibido de la Caja de Ingenieros. Pablo Iglesias e Irene Montero son las máximas autoridades del partido anti casta, así que los estándares éticos los fijan ellos. Y no se puede negar que lo advirtieron, al menos él. A propósito de las cantidades de dinero que recibía de Irán, cuando se le afeaban sus relaciones con un régimen opuesto a muchos de sus supuestos principios, adujo: «Quien haga política debe estar dispuesto a cabalgar contradicciones, y nosotros estamos dispuestos a asumirlas». Y eso hacen.

Como en Podemos hemos oído hablar de ocupación de edificios y educación tribal, una no deja de sentir alivio por esta forma convencional de vida. Fundar una familia, tener hijos y proporcionarles un entorno humano es cosa muy fervientemente aconsejada por la Iglesia y el sentido común. Pablo e Irene me demuestran que no somos tan distintos como ellos pretenden. Que encajan en su propia caricatura del político burgués. Que condenasen públicamente a De Guindos y a «los políticos que se compran chalets en las afueras» es cosa que tienen que aclarar con sus bases, más que nada por congruencia mental.

Los lectores con tiempo pueden emplearlo apoyando a Irene Montero y Pablo Iglesias. La votación sobre su dimisión permanece abierta en la web habilitada y varios colegas han comprobado que el formulario de internet se refresca cada cuarto de hora, así que es posible votar varias veces. De esta manera queda garantizado que el lunes continuarán en su puesto. Esto de los referenda está muy estudiado. Pinochet y Franco ganaban siempre los suyos. Bueno, siempre no, en 1988 en Chile ganó el «no» y Augusto Pinochet se marchó, pero él no era bolivariano. Tranquilidad nacional, todo apunta a que no nos quedaremos sin el Che.