Opinión

Nanjing (y IV): familia

En la estación de tren de Nanjing, con unas dimensiones gigantescas, se contempla un letrero publicitario de contenido explícito y revelador. Una mujer, de unos treinta años, está arrodillada ante una anciana – su madre o su suegra – lavándole los pies mientras un niño contempla absorto la escena. El mensaje es que la sociedad se sustenta sobre la base de esas conductas. Semejante representación sería totalmente imposible en España. No se trata únicamente de que los ancianos cada vez están más solos y suerte tienen si los internan en una residencia como si fueran los apaches de Gerónimo confinados en la reserva de San Carlos. Es cuestión también de que está por ver cómo ha disminuido el número de mujeres dispuestas a lavar los pies de los mayores y educar a sus hijos en la misma dirección. Todo ello sin contar las que aullarían gritando que es el varón el que debe llevar a cabo esa tarea o las que no pueden enseñar a un hijo tal modelo de piedad filial por la sencilla razón de que decidieron no tenerlo o abortarlo. Para una sociedad a la que se está sometiendo a las monstruosidades de la ideología de género con los recursos de la peor de las inquisiciones, abordar el tema de la familia provoca la misma reacción que rociar con agua bendita a la niña de «El exorcista».

Sin embargo, a pesar de que nuestra cultura ha decidido suicidarse, de manera más o menos consciente, China sabe a la perfección que sin una familia sana y robusta, la sociedad no puede mantenerse en pie. Para darse cuenta de ello basta ver el respeto con que se trata a los abuelos o la disciplina impuesta a los niños. Cada cual es dueño de sacar las conclusiones que estime oportunas, pero reflexiónese en datos como los siguientes. Por ejemplo, en la España que tiene una tasa de crecimiento de 1.1, se impulsa la ideología de género de manera salvaje defendiendo como derechos el aborto o el matrimonio homosexual. En China, por el contrario, la ideología de género es contemplada como una plaga de la que hay que defenderse. En España, no se ve otra salida para enfrentarse al pavoroso desplome demográfico que seguir trayendo inmigrantes del norte de África; en China, se esfuerzan por defender familia y cultura. ¿Cuál de las dos naciones creen ustedes que sobrevivirá?