Opinión

El salto de Pedro

Pedro Sánchez quería un cara a cara con Rajoy y va camino de convertirse en el «Lehman Brother» de la próxima crisis. En principio parecía una buena idea. La vida parlamentaria del grupo socialista últimamente tenía el mismo interés que la sexualidad de una ameba. Se han documentado casos en los que la conexión Congreso- Ferraz era un permanente «fallo de sistema». Si a esta rutina plomiza se suma que el PP sacaba con Ciudadanos y con el PNV los Presupuestos y que Pedro Sánchez solo pisa moqueta legislativa cuando va de visita necesitaba un poco de mambo. La sentencia de la Gürtel no ha sido una sorpresa para nadie pero ha sido la espoleta, también nos contaron que se adelantaron para que Rajoy no convocara elecciones. Dos exageraciones sobre las que justificar un salto de «todo o nada». Esto, fuera de la política se resume en «a que no hay cojones». Sánchez y sus pretorianos lo decidieron el jueves, la presentaron el viernes y la explicaron el lunes. El secretario general del PSOE se ponía el primero en la conga de los que quieren echar a Rajoy.

Para calmar a las baronías se dijo eso de las reuniones de cortesía y que no pedirían el voto independentista. En el momento de escribir esto los nacionalistas van a ir a esta moción de censura como iban a las elecciones europeas, todos juntitos. Como van a las campas o a Montserrat. Luego sumemos a Podemos que llama a su puerta. Al final lo gratis sale caro y ya quieren estar en el hipotético nuevo Gobierno. Cuando vives en Galapagar-La Navata ir a Moncloa siempre pilla mejor que ir al Congreso y en coche oficial miel sobre hojuelas. Que el lunes tengamos un nuevo Gobierno en España es una de esas operaciones que nos llevan a las portadas de los periódicos para enterados que se escriben en inglés. Son esos mismo que nos empiezan a poner motes y acaban sacando el dinero. Siempre hay que recurrir a Gila: «nos habrán matado la estabilidad pero lo que nos hemos reído». Si esto termina así el PP tendrá que ir buscando un polideportivo para hacer un congreso y Ciudadanos un relato. Los de Rivera llevan moviendo el árbol un montón de meses para que lleguen Pedro, Pablo, los del tractor y los que apoyan al Le Pen español y le roben las nueces. Ellos quieren generales antes de celebrar municipales y autonómicas pero como los de Pedro lleguen al Palacio no les desalojan ni con los azotes ilustrados que dan desde, o con, EL PAÍS.