Opinión

«Països Catalans»

El nacionalismo sigue su plan aprovechando la división de los partidos nacionales y la creencia generalizada entre los españoles que ha bajado el soufflé. Una vez se constituya el nuevo gobierno en Madrid, la prioridad de los separatistas será doble: por un lado intensificar la propaganda pagada por la Generalitat para llegar a un mínimo del 50% de los votos en la próxima contienda electoral, y por otro están los «hechos consumados», es decir seguirán creando un estado paralelo y leyes que la han de sustentar, como si el marco institucional y legal español no existiera, haciendo mofa y befa de España.

El 28 de octubre de 1990 «El Periódico de Catalunya» publicó un documento en la que se desarrollaba el programa de nacionalización impulsado por el Gobierno de Pujol para conseguir el control de las políticas de comunicación al servicio de la llamada construcción nacional de los «Países Catalanes». El discurso del romanticismo trasnochado y etnicista está ganando espacios en una Cataluña multicultural y bilingüe de la mano de una minoría ruidosa que ha ocupado el sistema de comunicación catalán. El famoso eslogan de la «revolución de las sonrisas» desaparece ante la persecución al disidente y se propone la expulsión del castellano que emplean con naturalidad la mayoría de los catalanes. Olvidan del eslogan «El mundo nos mira», lanzan el discurso antieuropeo y populista y la idea de crear los llamados «Països Catalans» empieza a tomar cuerpo a gran velocidad ante la pasividad de un Estado que ha sido incapaz de generar un relato ilusionante.

Conquistada Cataluña, los próximos objetivos son las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana, creando la ilusión mágica de los Países Catalanes y la «Cataluña Norte» en tierras francesas, donde el nacionalismo identitario sigue creciendo entre los catalanoparlantes a través de los medios periodísticos, que son los principales propagandistas del proceso. Es indudable que el proyecto de secesión no habría conseguido unir tantos adeptos sin contar con el apoyo de unos medios de comunicación que, de manera claramente orquestada, identifican una y otra vez nación y país ante España.

El concepto de los PPCC no es nuevo, pero sí que el sentido y significado ha variado en el transcurso del tiempo, convirtiéndose en la actualidad en un proyecto político totalitario y destructor de los puentes con el resto de España.

Los Países Catalanes como herramienta política de destrucción de España será el próximo caballo de batalla en la que el separatismo se hará fuerte, y para luchar contra la disolución de nuestra nación, se están creando nuevas asociaciones en las Illes Balears y en la Comunitat Valenciana, siguiendo los pasos de las asociaciones constitucionalistas fundadas en Catalunya, en una batalla que se presume larga, con la idea de regenerar la idea ilusionante de España.