Opinión

Y ahora, a la conquista de Chile

Continúan nuestras aventuras andinas con la visita de Cosima a Santiago de Chile. Allí le esperaban legiones de agathistas con una voracidad difícil de transcribir al papel. Agatha Ruiz de la Prada era un auténtica divinidad en aquella tierra de terremotos, un movimiento sísmico en sí. Provocaba locura y exaltación con la mera mención de nombre. Al llegar a Santiago, Cosima entendió el porqué de su fanatismo agathístico: los chilenos sufrían de una deficiencia casi alarmante de colores. Por suerte, esta terrible situación pronto se remediaría. El lanzamiento del nuevo perfume Rebel Love serviría de coartada perfecta para mandar refuerzos coloristas a las cordilleras chilenas.

Ante una agenda ajetreada de conquista, contaríamos con la ayuda de Tini Stoessel –joven súper estrella de Disney y actual princesa del pop latino– y con regimiento de ‘influencers’ y chicas fantásticas, capaces de hacerse con cualquier universo. Difícilmente se les resistirían las nuevas juventudes chilenas.

La primera toma de posición ante el publico chileno se hizo desde el programa de televisión matinal Mucho Gusto. En él fue recibida Cosima con pompa y entusiasmo, entre el vaivén surrealista de su plateau. Una tropa de payasos salía por un lado, por el otro entraba una colección de treinta cachorros, mientras cocinaban una sopa en directo sobre el escenario. Entre malabarismos y entretenimientos variopintos se sacó el tema del universo Agatha Ruiz de la Prada, su magia serviría como guindilla de la mañana. Hablaron del ultimo desfile patriótico que tanta sensación había en España, del contagioso poder de los colores y de la ultima gran noticia – la familia de perfumes Love Love Love que traía al agathismo a sus tierras una vez más. Se emocionaron ante las posibilidades multicolores que se abrían sobre el horizonte.

Después del llamamiento televisivo a los futuros agathistas del país, tuvo lugar un desayuno ‘motivacional’ en el que Cosima conoció a nuestras tropas chilenas – el extenso equipo de ventas de perfumes Agatha Ruiz de la Prada – guerreros al pie del cañón y en las trincheras del consumismo moderno. Gracias a ellos pudo apreciar con sinceridad el nivel de devoción arcoíris vigente entre las buenas gentes de Chile. Las predicciones resultaron positivas, pronto conquistaríamos los corazones del país entero. Para ello contaríamos con el mejor ejercito imaginable, impregnado de esperanza y fantasía.

Las mentes más brillantes del planeta se habían juntado para tráele alegría y color a Chile. Entre ellas destacaba la exquisitez olfativa de Gregorio Sola, cuya infinita sabiduría había maquinado la explosiva combinación que hacía de Rebel Love una fragancia absolutamente irresistible, con la que se podían conquistar países. Mezclando el kumquat con el kiwi, la manzana con la sandía, el jazmín con la peonia, el sándalo con el musgo y el musk, nos había asegurado la victoria. No se trataba de ninguna casualidad que el corazón sensorial de nuestro principal artilugio –Rebel Love– fuera compuesto por jazmín de sambac, proveniente de la india, de las perfumadas profundidades de sus ritos religiosos. Esto era mucho más que un perfume, era una promesa y una invitación transcendental. El fabuloso equipo de Agatha Ruiz de la Prada Chile había hecho una profunda investigación de las personas receptivas a nuestro mensaje multicolor. Organizaron un encuentro en el Café Rita Roux de Santiago con un poderoso grupo de mujeres influyentes, reinas de las redes sociales y prodigios en sus respectivos ámbitos de actividad. Estas rápidamente se despojaron de sus ropajes oscuros y de sus miedos, jurando lealtad al universo multicolor que llegaba a sus tierras. Esta sería una conquista como ninguna que le había precedido, las armas serían flores y las potestades arcoíris. Así lo entendió otra figura fundamental del Chile contemporáneo, Trini de la Noi, que se unió con ilusión al movimiento. La despampanante rubia, que contaba con su propio legado de devoción multicolor, se encargó de pasear a Cosima por las calles de Santiago. Ambas fantasearon sobre cómo poder llenarlas de color y esperanza. Trini sería una lugarteniente clave de nuestra campaña chilena, al igual que lo sería Tini (Stoessel) quien llevaba carrerilla en la conquista del imaginario juvenil del país. El Mall Plaza Vespucio pudo presenciar el tsunami de emoción que traía Tini consigo, y que estaba dispuesta a movilizar con la causa agathista. Llantos de exaltación se podían oír a muchos kilómetros, por fin llegaba el esperado reino de los corazones.