Opinión
Gobierno televisivo
Once mujeres y seis hombres, nunca antes un gobierno español tuvo tantas señoras. Bingo. Las tracas de ayer por la tarde fueron el nuevo ministro de Cultura, Maxim Huerta, escritor de éxito y compañero muchos años en Telecinco –con Ana Rosa– y el juez Fernando Grande-Marlaska, estrella de telediario y campeón contra ETA. Llevamos toda la semana de fuegos artificiales, como si un pirotécnico hubiese planeado la aparición del Gobierno. Antes habían fascinado a la audiencia los nombramientos de Borrell para Exteriores y del astronauta Pedro Duque para Ciencia. Pedro Sánchez ha conseguido dar la campanada.
El nuevo Ejecutivo ni tiene podemitas ni independentistas, carece de excesos, está formado por gente técnica con experiencia en la Administración. Hablan muy bien en los sectores empresariales de Teresa Ribera, ministra de Energía y Medio Ambiente; de Nadia Calviño –hija del que fuera director de RTVE, José María Calviño–, que ya ha tenido responsabilidades en la Unión Europea, o de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, que viene de la fiscalía y la lucha antiterrorista.
A vista de pájaro parece un Gobierno diseñado por un productor de cine o un especialista de marketing, lleno de caras famosas. Además es un proyecto para «recentrar» al Partido Socialista y sacarlo del «rinchi» podemita en que Pedro Sánchez lo había metido. Se ha buscado fascinar a las mujeres y los gays (Maxim Huerta y Grande-Marlaska lo dicen con libertad) y se hacen guiños a los anti independentistas (Borrell, Meritxell Batet) y los votantes de Valencia (¡cuatro ministros!). Haciendo ojitos a los electores andaluces están dos personas, María Jesús Montero, nueva ministra de Hacienda, de la confianza de Susana Díaz, y Luis Planas. Este último intentó las primarias andaluzas contra Susana y no logró suficientes avales. Su apoyo es la también andaluza Carmen Calvo, que a su vez proviene de Chaves. En el pulso con Torra estarán Borrell, Meritxell Batet desde Administraciones Públicas, Dolores Delgado en Justicia y Grande-Marlaska en Interior. Y las clases trabajadoras serán el desafío de María Jesús Montero en Hacienda; Nadia Calviño en Economía y Magdalena Valerio en Trabajo. El problema de toda esta pirotecnia es que no sirve para gran cosa. El Gobierno no puede despilfarrar, por el techo de gasto europeo (ya ha apuntado subida de impuestos, eso sí). Pero la propaganda está garantizada: en el combate contra el nacionalismo lo apoyará toda España. Y si anuncia medidas sociales, también, y siempre podrá decir que tiene las manos atadas porque está en minoría y porque el PP le ha dejado los presupuestos hechos. Es fácil augurar que el Ejecutivo durará lo que pueda y sólo va a valer para las encuestas. Pero en ese campo es un gran éxito publicitario. Es un gobierno muy televisivo.
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