Opinión
Europa atacada
Dramática coincidencia. La vergüenza del tribunal alemán, que liquida la confianza entre Estados y con ella la euroorden, y la carta firmada por más de cien intelectuales y políticos de España y el resto de Europa para lograr que la UE deje de torear a sus miembros. Los destinatarios, Tajani, Tusk y Juncker, podrán leer la enésima explicación a cargo de luminarias como Vargas Llosa, Savater, etc., respecto al intento de golpe en Cataluña. Un aviso terminal respecto a la necesidad de que el continente entienda la naturaleza de unos movimientos secesionistas nacidos de todas las excrecencias ideológicas imaginables. De la xenofobia al supremacismo, del egoísmo de las élites que rechazan compartir recursos con los ciudadanos menos privilegiados a la reaccionaria superchería del pueblo frente a la revolucionaria noción de la ciudadanía, del identitarismo cultural al sentimentalismo y de ahí todo recto al racismo. Copio un párrafo por su especial relevancia: «¿Qué ha pasado?
Las élites catalanas convirtieron las instituciones regionales -políticas, sociales y mediáticas- en ‘estructuras de Estado’ paralelas, poniéndolas al servicio del secesionismo y vulnerando así la neutralidad administrativa, un principio democrático fundamental. Presionaron a profesores de Universidad, periodistas y jueces, usaron a la policía autonómica como policía política para espiar a políticos, empresarios y asociaciones, como Sociedad Civil Catalana (premio Ciudadano Europeo 2014), generando un clima de acoso y violencia simbólica que se acompaña ya de una violencia institucional. Pretenden imponernos su arbitraria voluntad, suplantando la legítima coerción del Estado y la vigencia de ley democrática. Esto, junto con las recurrentes campañas para desacreditar a la democracia española, la propagación de mentiras oficiales, la manipulación de la historia y el adoctrinamiento de los niños en las escuelas, más propio de regímenes totalitarios, vulnera nuestra Constitución y viola los derechos de millones de catalanes». Imprescindible, pero inútil. La sentencia del TS de Schleswig-Holstein supone el enésimo clavo en el ataúd de la construcción europea. Un proceso descarrilado por el doble prejuicio nacido de la Leyenda Negra y el que infecta a los llamados PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España), más la herencia de la Guerra Civil y un franquismo que no cesa a ojos de quienes parecen limpios de turbulencias históricas provocadas por sus abuelos. Y el Gobierno español, missing.
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