Opinión

Juana Rivas

La sentencia de la madre de Maracena, Juana Rivas, me ha dejado el corazón encogido. Juana cometió errores, estuvo mal asesorada, no actuó como legalmente hubiera debido... Pero, verán, es que una mujer maltratada que huye de su marido no se para a pensar, solo actúa.

Y menos mal. Ya sé, ya sé: el juez ha decidido que Juana Rivas no es una mujer maltratada. Los hechos no están juzgados, así que...En fin, solo espero que el recurso prospere y le de la vuelta al cuadro. Es imprescindible. Sobre todo por los niños, respecto a los que ojalá su señoría no tenga que lamentar nada.

M ás allá de eso, debo decir que cada vez entiendo menos las penas que impone nuestra Justicia. Que a Juana Rivas la condenen a cinco años de cárcel y a un proxeneta o a un violador a ocho o a menos no me parece equilibrado. Y que un juez le quite la patria potestad a la condenada seis años, castigándola así no solo a ella sino también a sus hijos, me parece sorprendente. Si a eso le sumamos que a la sentenciada se le obliga, además, a pagar una multa de 30.000 euros, el asunto resulta delirante.

Pero, vamos a ver ¿es que a los malos de verdad se les imponen penas más pequeñas que a los que se equivocan y no saben cómo comportarse en una situación extrema?

Las redes andan llenas de: «Os lo dije: Por dejarse asesorar por las ''feminazis''...», que parecen contener, además, cierta alegría, por un resultado supuestamente ejemplarizante.

La justicia nunca debería serlo, pero, además, quienes la imparten ¿se plantean como influirá esta sentencia en las futuras actuaciones de mujeres en situación de riesgo como la que sufrió esta madre?