Opinión
Derechos humanos y lobby gay
En el más puro estilo bolchevique, los comunistas cubanos son ineficientes a la hora de dar de comer al pueblo, carentes de escrúpulo moral alguno a la hora de reprimirlo y sectarios hasta la médula a la hora de analizar cualquier situación. Sin embargo, no son estúpidos y la prueba está en que se han perpetuado en el poder más de seis décadas.
Ahora, la dictadura cubana ha decidido proceder a articular un cambio constitucional que le lave la cara ante la opinión pública internacional y asegure su permanencia. Por supuesto, el castrismo no va a permitir la libertad de prensa, no va a vaciar las prisiones de presos políticos, no va a suprimir la tortura en sus zahurdas ni mucho menos va a convocar unas elecciones libres.
Puestos a continuar la dictadura y a dar una imagen de apertura y libertad, la dictadura cubana ha decidido reformar el artículo de la Constitución que habla del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer de tal manera que pueda dar cabida en el futuro a matrimonios de personas del mismo sexo.
El acontecimiento, cargado del cinismo descarnado que ha caracterizado siempre al régimen cubano, sobrepasa lo anecdótico y se convierte en radiografía de la actualidad cuando se contrasta con lo que sucede en otros lugares del globo. De manera paulatina y creciente, la vara de medir de los derechos humanos no es la libertad de prensa, de conciencia o de religión.
Tampoco es si a las cárceles van a parar disidentes de cualquier tipo o si la prensa está amordazada o si los ciudadanos se exilian a causa del acoso del poder. La regla para decidir si en una nación se respetan los derechos humanos ha pasado a ser la sumisión a la ideología de género siempre que, por supuesto, no se trate de un país islámico.
Los efectos de esta visión, impuesta por el lobby gay, son pavorosos. Por un lado, se ha legitimado una inquisición que está quebrantando gravemente la soberanía de aquellas naciones que no desean someterse a ella y, por otro, se concede patente de gente respetuosa de los derechos humanos a cualquier tirano si acepta el matrimonio homosexual o elimina la igualdad ante la ley en pro de la ideología de género. El pueblo hambriento y oprimido de Cuba puede respirar tranquilo. Viene el matrimonio homosexual.
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