Opinión
Adiós
El psiquiatra Juanjo Jambrina, director del psiquiátrico de Avilés, escritor excelso y hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno, citaba el otro día en su cuenta de tuiter unos devastadores versos del poeta mexicano José Emilio Pacheco. Escritos a cuenta de la amistad. O mejor, de la pérdida de la amistad. Esa planta rara y frágil con tendencia a marchitarse. El tuit de Jambrina coincidió, aunque en principio nada tenía que ver, con la noticia de que el actor Patrick Stewart retomará su legendario papel de Jean-Luc Picard, capitán de la nave Enterprise en Star Trek. Un actor y una serie a las que llegué gracias a un amigo muy querido con el que tiempo después corté amarras. Sucede a menudo. Cada uno viaja como puede. Hace acopio de ideas, comidas, besos, amaneceres, paisajes. A la vuelta de un vuelo regular descubre que aquellos a los que creía conocer crecieron hasta el extrañamiento. Extranjeros de cuanto compartíais. También puede suceder que la vuestra fuera una amistad epidérmica. Una relación de «prosa sonajero», por decirlo Marsé. No bien topamos un hueso duro y descubrimos la triste calidad del espejismo. Al otro lado de la supuesta devoción apenas si reinaba el humo.
En mi caso rompimos tras el intento del golpe de Estado en Cataluña, que él apoyaba. No es el primero ni el único con el que me digo adiós por lo mismo. Y si esto me ocurre a mí, que vivo tan lejos de Cataluña, cómo habrá sido allí el trauma y de qué calibre la detonación de la convivencia. Propiciada, no les quepa duda, por quienes aspiran a extranjerizar a quienes no sienten igual que ellos. El poema dice: «No lo tomes a ofensa: Ya me voy./ Ya nunca más conversaremos. Termina/ Un vínculo tan frágil como el amor: la amistad/ Que nunca es un proceso sino un instante./ Y nada te reprocho. Te agradezco/ Lo que aprendí, lo que debo./ Jamás traicionaré esa memoria./ Por desgracia el viaje en común/ Llego hasta aquí y cada uno/ Baja del Metro en la estación que le toca». Cero traiciones. Soy hijo del que fui y abrazo a cuantos me acompañaron en la aventura. Pero este obstinado piloto ya solo admite marinos enemistados con el irracionalismo y la basura identitaria.
Liberté, égalité, fraternité. Y al que no le guste, chau.
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