Opinión

Trapero

El 9 de agosto de 2016 el que fuera comisario en jefe de los Mossos d´Esquadra, Josep Lluís Trapero, disfrazado con guayabera hawaiana, ejerció de cocinero en una fiesta en la Costa Brava, en compañía de periodistas de TV3, algún actor del régimen, dirigentes del Barça y el presidente fugado de la Generalitat, entre otros. El fiestón, profusamente divulgado por los asistentes, estuvo organizado por Pilar Rahola y ondearon sin pudor banderas esteladas y consignas separatistas.

En septiembre de 2016 los Mossos que dirigía Trapero remitieron un durísimo informe al Parlament en el que acusaban a las organizaciones que plantaban cara a la secesión de «constituir peligrosos grupos de ultraderechistas, franquistas y fascistas», señalando el peligro extremo que unos catalanes libres de nacionalismo podían ejercer sobre el «proceso de desconexión».

El 25 de mayo de 2017, los Mossos recibieron un aviso de riesgo de atentado en lugares turísticos de Barcelona, con mención especial a la Rambla. El aviso no contenía detalles ni identificaba fuentes, solo esta referencia: «Veracidad desconocida», y hoy hemos sabido que hasta tres altos cargos de la policía autonómica acudieron a Washington para reunirse con personal de la CIA tras el aviso de que Daesh podía atentar en la Ciudad Condal.

El 17 de agosto de 2017 tuvo lugar el peor atentado yihadista en España desde el 11-M, en el que murieron 16 personas y Trapero se convirtió en el héroe independentista tras un incidente en una rueda de prensa, cuando un periodista extranjero protestó por no entender el catalán, y él lo despidió con la frase mítica del nacionalismo: «Bueno pues molt bé, pues adiós». El 27 de agosto una manifestación de condena se convirtió en un aquelarre separatista contra el Rey, instigado por la propia alcaldesa Colau. El 26 de octubre de 2017 una nota de la CIA, cuya existencia habían negado y renegado el Gobierno catalán y Trapero, aparecía en un cargamento de documentación que los Mossos enviaban a una incineradora para su destrucción y entre otros documentos figuraban seguimientos a quien este artículo suscribe. En los días posteriores, Puigdemont, Forn y Trapero negaron cualquier contacto con la CIA y empezó una campaña de «Fake news» acusando a los servicios de información españoles de ocultar información, mientras los periodistas a sueldo empezaron a una enorme campaña de desprestigio contra las FFSS españolas.

Esta semana se conmemora el aniversario del 17-A y el nacionalismo quiere boicotear la visita del Rey y convertir a Trapero en su héroe, olvidando a las víctimas y mintiendo sobre las advertencias que se recibieron de un posible atentado. Trapero fue destituido de su cargo al ser investigado por la Audiencia por un delito de sedición y otro de organización criminal.