Opinión

Controlen los Mossos

Lo decimos desde hace meses. La policía autonómica de Cataluña, sus mandos, tiene comportamientos de policía política. La foto del pasado jueves. Cuando varios consejeros de la Generalidad posaron junto a un enorme lazo amarillo en un acto en recuerdo de los atentados terroristas de agosto de 2017. En la imagen también encontramos a miembros de los Mossos d’Esquadra. Parafraseando a un reconocido y valiente profesor de derecho constitucional, Josu de Miguel, el Estado nunca debió restaurar la autonomía plena y el control de los Mossos debiera de permanecer en manos del Estado ante el riesgo evidente de secesión.

Como añadí yo mismo en redes sociales, y perdón por la autocita, ¿imaginan a los mandos de la Guardia Civil, allá por el 2003, a las puertas de Ocaña II y con pancartas por la liberación del ex general de brigada Enrique Rodríguez Galindo? ¿Qué tal a los de la Policía Nacional con símbolos a favor o en contra de la Ley de Memoria Histórica, la prisión permanente revisable, la despenalización de las drogas, la sentencia de la gürtel o el velo en las escuelas? Pues hablamos del aperitivo. Poco después deque el presidente de la Generalidad, el señor Torra, hablase de «atacar al Estado», y de que Carmen Calvo pidiera «lealtad política»... ¡a quienes denuncian las palabras de Torra!, supimos que agentes de los Mossos habían identificado a 14 ciudadanos en tareas de limpieza.

O sea, cuando desinfectaban de lazos amarillos el espacio público. Indignada, la consejería de Interior de la Generalidad habló en un asombroso tuit de iniciar acciones por una hipotética infracción grave de la Ley 4/2015 de seguridad ciudadana que sanciona con multas de 601 a 30.000 euros. Quiero decir que la policía de Cataluña pide papeles por algo que no es, no puede ser, ilícito administrativo en ningún caso, y la consejería de Interior de la citada comunidad da pábulo a la posibilidad de sanciones. Todo esto mientras la anterior cúpula de los Mossos, nombrada por la misma gente que hoy gobierna en Cataluña, será juzgada por sedición y organización criminal. Qué bien. Y doña Calvo, ministra plenipotenciaria, indignadísima porque unos pirómanos, qué horror, se echan las manos a la cabeza cuando agentes de un cuerpo policial dedican sus tardes a posicionarse políticamente y amedrentar a los ciudadanos. O controlamos a los Mossos o el Estado de derecho acabará por tener serios problemas.