Opinión

¿Dónde está Nadia?

Deconozco que no me hice muchas ilusiones al conocer la composición del gobierno de Sánchez. Lo del astronauta queda bien, pero era de sospechar que salvo que volara ingrávido en medio de los consejos de ministros tampoco haría mucho. De Borrell yo no esperaba gran cosa y a la vista está que, de momento, salvo estar en el conciliábulo de Sánchez con el más que siniestro Soros y aumentar la ayuda a los palestinos no parece haber llevado a cabo nada especial. De la antigua ministra de incultura de ZP me maliciaba el desatino perpetuo y me quedé corto. Sin embargo, debo decir que siempre mantuve una esperanza centrada en la persona de Nadia Calviño. A diferencia de la ministra Calvo, por ejemplo, la señora Calviño sí es una profesional seria. Por añadidura, su área de trabajo es la economía y su experiencia más que probada se encuentra en el terreno de la Unión europea. Interpreté yo su nombramiento como un mensaje lanzado al exterior en el sentido de que, a pesar de todas las malignas trapacerías de Montoro, este gobierno reduciría el déficit y no permitiría que España entrara en suspensión de pagos.

Cuando, efectivamente, la señora Calviño se apresuró a señalar cómo el anterior ministro de Hacienda había mentido como el peor de los bellacos al afirmar que la deuda pública era de un noventa y nueve por cien del PIB cuando, en realidad, rozaba el ciento cuarenta por cien mi esperanza se confirmó. La señora Calviño estaba diciendo la verdad que Montoro ocultó tras un espeso muro de falsedades y cabía esperar que, finalmente, las cuentas se ajustarían. Sí, el resto del gobierno era lo que era, pero Nadia... Y, sin embargo, Nadia Calviño ha desaparecido. Mientras Sánchez lleva a cabo una política hacia el nacionalismo catalán situada en algún punto entre la capitulación y la traición, pero además carísima; mientras pacta con Podemos un aumento del gasto y unas subidas de impuestos funestas para la economía y el empleo; mientras la Calvo nos advierte de que ir a unas elecciones no nos conviene, yo me pregunto dónde está la señora Calviño. Porque, sin ningún género de dudas, la única mente pensante, competente e inteligente que en el presente gobierno puede poner algo de indispensable sensatez en medio del marasmo es Nadia Calviño y no puedo dejar de preguntarme por su desconocido paradero.