Opinión

El catalanismo

Las declaraciones que realizó Josep Borrell el pasado 11 de septiembre en la BBC, sobre el concepto de «Nación» aplicado a Cataluña, son suscritas por el autor de este artículo. El Catalanismo fue un proyecto político de renovación hispánica, no exclusivamente para Cataluña, sino de transformación real de España, desde una propuesta honrada de construir una España moderna de base industrial y donde todas las culturas hispánicas pudieran sentirse partícipes e integrantes del ideal común en la construcción del relato español. La animadversión que generó el catalanismo, por parte de los separadores centralistas, fue enorme llegando a la negación de la diferencia cultural y lingüística. Acusados de separatistas, de insolidarios, de exclusivistas y desmembradores de la patria española, los centralistas antihispánicos y sus aliados los separatistas supremacistas ha provocado un profundo rechazo a la unidad de España entre los catalanoparlantes. El catalanismo reivindicaba su pasado hispánico compartido desde un punto de vista político, simbólico y social durante centurias, trascendiendo la etnia para reafirmarse en la nación política española. Compatibilizar el sentimiento catalanista étnico y cultural con el sentimiento hispánico cívico y político fue la base del catalanismo. Cataluña ha sido un pueblo dominado por el sentimiento romántico, inventó su historia, creó sus mitos, diseñó sus enseñas. Esto lo han hecho todos los pueblos, y especialmente el catalán desde la llamada «Renaixença». Pero no se trata de inventar nuevos mitos para reivindicar el catalanismo hispánico, sino de saber interpretar correctamente nuestro pasado, para darle la lectura que nos permita conectar con el seny catalán que debemos rescatar. Y a diferencia de los separatistas que predican que Cataluña es sólo una especificidad étnica y lingüística, los catalanes somos histórica y políticamente españoles, pues España es la entidad natural y no un supuesto artificial producto de una integración mal llevada. España, como nación política, formada por las naciones étnicas y culturales que forman su propia esencia. Ser y sentirse español en Cataluña no debe tener como único referente defender sólo la lengua castellana y un bilingüismo mal entendido (en castellano siempre), debemos preservar y defender la unidad de la lengua catalana que se habla en otros territorios de España, como defendemos la unidad de la lengua de Castilla que se habla en todo el mundo. Queremos ser beligerantes con quien deprecia la lengua de Castilla en Cataluña, pero el catalán es la lengua materna de millones de españolas que la tienen como su principal señal de identidad. Ahora es la hora de plantear una España grande desde una Cataluña fuerte, sin reivindicaciones insolidarias, remarcando lo que nos une y no lo que nos separa, sabiendo que hay muchos más vínculos que nos fortalecen con las otras comunidades hispánicas.

Reformular el catalanismo del siglo XXI es la mejor contribución que podemos hacer a la unidad de España.