Opinión

Astronautas

Ni la nave nodriza de Pedro Duque ha logrado alcanzar esa galaxia lejana donde las estrellas son de caramelo. El astronauta pisaba algodones como un ángel ajeno a la polución terrestre y acaba encontrándose al final de su visita con que el cohete está averiado, que en el espacio también se pagan impuestos. Estas son las consecuencias de un equipo que tiraba con flecha envenenada, y es que ahora vuelven en forma de cañonazos. Tan alto es el nivel de ejemplaridad y de transparencia, a veces rozando el ridículo, que ya es imposible escapar ni con una escafranda dorada. Buzz Lightyear ha actuado como tantos españoles, solo que los demás no son ministros ni prometen un imposible como animal de compañía.

Este aterriza como puedas del gabinete de Sánchez traspasó el sainete para ser comedia del absurdo. Desconocemos si hay putas intergalácticas que alivian a políticos, y si Carmen Calvo las aceptaría en un sindicato, lo descubierto es que existen declaraciones de la renta, un hito para revistas como «Science». Este Gobierno empezó siendo un cometa para transformarse en uno de esos asteroides que amenazan con colisionar con la Tierra. Pagar impuestos es de pobres, como usted bien sabe. El presidente dijo que los ricos no cumplían con el IRPF. Y las palabras se hicieron carne. Ni eran feministas ni ejemplares, que estaban tomando cañas. La fuerza de la gravedad empuja al socialismo aunque en el CIS parezca levitar, como en esos trucos de magia capaces de despiezar humanos con sonrisa. Y sin embargo, se mueve. Cuando un objeto toma la velocidad de un Falcon lo más probable es que se estrelle. Pero el astronauta no era Pedro Duque, sino Pedro Sánchez. «Starman» es inmortal hasta que deje de serlo.