Opinión

Complejos VS demagogia

Nada como el arranque de una precampaña electoral como la que ya se vive en Andalucía, para volver a testar el empecinamiento de nuestros partidos por abandonar algunos de los más elementales principios en beneficio de lo políticamente correcto. Ya se ha dicho prácticamente todo sobre las afirmaciones –sigo sin ver lo desafortunado por ninguna parte– de la ex ministra García Tejerina a propósito del nivel educativo de los niños andaluces frente a la media nacional, tema que sin duda va a estar y mucho quiérase o no, en el argumentario de campaña según se vaya dando el reparto de cartas de aquí al 2 de diciembre, pero lo que sobre todo ha puesto de manifiesto la mini borrasca provocada por la ex responsable de Agricultura es la doble variante de demagogia en unos y complejo secular en otros cuando se trata de afrontar la situación en una comunidad que, además de seguir en la cola del desarrollo nacional –con datos contantes y sonantes guste o no guste– es el principal granero de votos cuando se llama a las urnas.

En el primer caso, el de la variante de la demagogia resulta tremenda y preocupantemente indicativa la similitud entre la reacción del socialismo andaluz con Susana Díaz a la cabeza y los argumentos del independentismo catalán cuando salen al paso de supuestos ataques desde el exterior a «sus» sistemas educativo, sanitario o cultural, incluso señalando a los adversarios políticos de dentro como foráneos o vendidos a quienes «no respetan lo nuestro», los propios dirigentes de Ciudadanos, Arrimadas al frente son señalados en Cataluña desde el secesionismo e incluso desde algunos estratos catalanistas como extranjeros. No muy lejos está esa actitud el querer transformar un hecho palmario, sustentado en datos contantes y sonantes en un ataque a los niños andaluces. Es el mismo cierre de filas con similar tufo de aldeanismo no exento de recursos bolivarianos. A ese «Madrid nos roba» se antepone en el fondo un «los de fuera –mayormente la derecha– nos desprecian».

Pero es la vertiente de los complejos la que resulta más desesperante en una derecha española que lleva años caminando en el filo entre unos principios razonables que alguien habrá de defender, sobre todo por tener auténticas razones de peso y una particular asunción de lo políticamente correcto que, si no huérfano deja contrariado y despistado a un nada despreciable núcleo de ciudadanos que llegado el momento ponderan el sentido de su voto o sencillamente no acudir a las urnas quedándose en casa. Las afirmaciones de García Tejerina deberían suscitar de todo menos complejos, sobre todo porque se cuenta con la razón de los hechos, de unos informes Pisa o Pils que, no solo validan las afirmaciones de la ex ministra, sino que debieran ser, por su transcendencia cuando estamos hablando de los hoy escolares y andaluces del futuro, auténtica punta de lanza en la oferta electoral de quienes pretenden gobernar ese territorio castigado por el paro, el clientelismo y la corrupción de los ERE y los prostíbulos. Empezar visitando esas aulas en barracones sin aire acondicionado, no sería ni mala foto ni mal arranque para Casado y Bonilla en el camino a San Telmo.