Opinión

Franco desenterrado

Que este noviembre de 2018 el tema sea el entierro de Franco (previa exhumación) es seña de la inanidad de la legislatura. Nadie hubiese podido planificar mejor una campaña para publicitar el 20 N. Al «generalísimo» le salen hasta escultores dispuestos a hacerse famosos con performances sobre su tumba. Si hace un año nos dicen que un artista gallego va a pintarrajear el Valle de los Caídos hubiésemos preguntado qué enfermedad psiquiátrica padecía. Ahora cabe concluir que es un listo más, dispuesto a cualquier cosa para llegar a lo más alto. Los principales logros de este Enrique Tenreiro son haberse desnudado en una exposición y mostrarse sentado en un bidé en un ascensor transparente. Lo suficiente para que una madre normal te castigue en el rincón de pensar. Por lo demás es tan cobarde que, en el vídeo que ha hecho grabar, se le oye gritar cuando lo detienen: «¡Tengo un abuelo coronel!» como si tener familiares entre los mandos del Ejército fuese un seguro de vida con la que está cayendo.

Como ni la derecha ni la Iglesia mueven una ceja por la salida de Francisco Franco de Cuelgamuros –donde nunca quiso estar– anda el Gobierno enloquecido y ya no sabe cómo provocar. La ministra Carmen Calvo se reúne con el secretario de Estado del Vaticano y tergiversa lo acordado. «El País», «Público», «Diario.es» multiplican las informaciones sobre pederastia y el Gobierno acusa al clero de robar el patrimonio público por haber inmatriculado catedrales y ermitas de ancestral propiedad eclesial.

Va a ser muy difícil que la chispa que busca Sánchez salte, al menos por parte de los cristianos. Estamos muy preocupados por los 12.000 misioneros españoles y siguiendo los ataques a las comunidades de África y Oriente Medio por parte de los islamistas. El papa Francisco nos pide ayuda con los pobres y que armemos lío evangelizador. Nuestras preocupaciones van por muy distinto camino que las de nuestro presidente.

En cuanto a la derecha, bastante tiene con reírse del follón en que se ha metido el ejecutivo con la familia Franco. Hay que ser tonto para abordar una cosa de hace cuarenta años con prisas y querer ahora echarle al Vaticano o al arzobispado de Madrid la culpa de que los parientes del dictador tengan una tumba familiar en el cementerio de la cripta de la Almudena. Para cuando se hayan adecuado las leyes para poder exhumar al difunto y ponerlo donde le dé la gana a Sánchez, los memes de los españoles sobre el presidente se van a haber agotado.

La Constitución cumple 40 años y lleva ya más años de los que duró el franquismo. Un poquito de «por favor», que llevarse bien cuesta mucho.