Opinión

Los primeros «XX»

Muy a pesar de que «las nieves del tiempo platearon mi sien», la letra del melodioso tango arrabalero de Gardel y Le Pera viene a recordarnos que «veinte años no es nada». No lo son cuando volvemos la vista hacia acontecimientos vividos hace un par de décadas y nos parece que ocurrieron antes de ayer por la meteórica rapidez con que nos sobrepasa el tiempo según vamos acumulando primaveras. Para un medio de comunicación sin embargo veinte años es mucho, una auténtica gesta de proporciones titánicas en los tiempos que corren. Tal vez por ello resulte especialmente interesante detenerse en los motivos por los que una empresa dedicada a contar a los ciudadanos lo que está pasando «ahí fuera» consigue cumplir sus primeras dos décadas. Los periodistas que hemos tenido la fortuna o la conjunción de variables que nos han brindado una carrera dilatada hemos visto nacer numerosos periódicos y medios audiovisuales, con un ímpetu impulsado por bocanadas de libertad que unos pocos años después se acababa convirtiendo en algunos casos en frustrante rigor mortis; pocas cosas tan desalentadoras como la muerte de un diario. Coronar por lo tanto el repecho de un veinte cumpleaños tiene que suponer para un periódico todo un plus de satisfacción, sobre todo porque no existen las casualidades. Se trata de algo tan sencillo y complicado a la vez como ser fieles a las dos máximas que nunca van a defraudar, coherencia en los principios y compromiso en los valores.

Compromiso en el caso de esta cabecera con la unidad de España y con la corona como clave de bóveda del régimen democrático que nos dimos hace cuarenta años, con la Constitucion cuyo aniversario ahora conmemoramos, con la integración en la casa común europea, con la transición ejemplar que facilitó una etapa de progreso sin precedentes bajo una casi impecable monarquía parlamentaria, con la cultura y la lengua de más de cuatrocientos millones de hispano hablantes, con el derecho a la vida, con la defensa de las libertades individuales o con los símbolos que nos unen. Cuando un periódico mantiene sus valores con la firmeza del casco de un rompehielos, puede sentirse huérfano de muchas cosas, pero nunca de sus lectores. Ha pasado de todo desde aquel año en el que, además de nacer un periódico en España, ETA mataba al concejal sevillano del PP Jimenez Becerril y a su esposa la procuradora Ascensión García, el Papa Juan Pablo II visitaba la Cuba de Castro, el ex director de la Guardia Civil Luis Roldán, el ex todopoderoso banquero Mario Conde y los «ex» referentes de la seguridad del estado Vera y Barrionuevo ingresaban en prisión y por si fuera poco comenzaban los bombardeos sobre Irak ordenados por un Bill Clinton retratado de cintura para abajo por los devaneos con una becaria. Hoy, 20 años después, tenemos redes sociales, Internet, y la inteligencia artificial ya ofreciéndose tan resolutiva como inquietante, pero en ningún sitio está escrito que el futuro lo tengamos asegurado empezando por amenazas reales como el órdago a nuestro estado de derecho. Tal vez por eso sea ahora especialmente reconfortante el cumpleaños de un periódico y sobre todo más necesaria que nunca una prensa libre y comprometida.