Opinión

Veinte años camperos

En los últimos veinte años, los que tiene de vida LA RAZÓN, el sector agrario español ha cambiado mucho y en bastantes casos a pasos agigantados. Las producciones en las que se han registrado más avances han sido, entre otras, el olivar y aceite de oliva, el viñedo y el vino, las frutas y hortalizas, y la carne de porcino en el caso de la ganadería. Y no se trata solamente de cambios en los sistemas de producción, sino que en todos ellos se han vivido lo que podríamos denominar auténticas revoluciones en el capítulo de la comercialización, especialmente en las exportaciones, que era y todavía es una de las asignaturas pendientes del campo español. En estas dos décadas también se han registrado cambios significativos en las reglas del juego de la PAC, en la que también se han introducido modificaciones, sobre todo en lo que respecta a las ayudas directas. Por otro lado, se han dado pasos en el proceso de renacionalización de la citada política, lo que es grave de cara al futuro.

Los cambios en el campo español se pueden visualizar perfectamente, por ejemplo, saliendo por carretera de Córdoba hacia Málaga. Tierras que antes estaban sembradas de cereales o girasol se han transformado en olivares intensivos o súper intensivos, que comienzan a producir aceituna y aceite de oliva a partir del tercer año, algo que resultaba casi utópico en 1998. Otro tanto ha sucedido con los almendros nuevos, sector el que se puede estar viviendo una burbuja. En el caso de la ganadería, las explotaciones intensivas han ido a más, lo mismo que las macrogranjas, en detrimento de las pequeñas explotaciones y de las dedicadas a la cría extensiva, salvo en las zonas de dehesa. Todo apunta a que se continuará en esta misma línea a lo largo de los próximos años, aunque no sin resistencia, especialmente en el caso de las granjas más grandes por su impacto medioambiental. Como asignatura pendiente figura la comercialización. A pesar de las recientes mejoras, todavía falta mucho por hacer en este sentido.