Opinión

¿«Campañear» aún tiene sentido?

Es oficial: Andalucía está en campaña electoral, una asociación de palabras que ya no es exactamente lo que fue, pero que en estas elecciones sí podría resultar fundamental para los partidos en liza, si se tiene en cuenta que casi una tercera parte de los llamados a ejercer su derecho al voto el próximo 2 de diciembre, en concreto el 26,6 por ciento, no lo tiene decidido, según se desprende de la encuesta hecha pública este miércoles por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Es probable que no se decanten por una elección concreta hasta que no se acerque la hora de depositar el sufragio en la urna y a ello hay que sumar que el 32,9 por ciento de los sondeados respondió espontáneamente “ninguno” a la pregunta de cuál era, a su juicio, el partido que en la actualidad está más capacitado para gobernar Andalucía. Es decir, tal vez aún haya margen de maniobra para convencer.

Aunque lo que no se puede medir no se puede mejorar y las encuestas hace tiempo que dejaron de considerarse una compulsa acertada de la realidad. Como también pertenece al pasado la época en la que la pegada de carteles electorales estaba envuelta en un cierto halo de romanticismo político con toques de frescura amateur, o en la que los socialistas conseguían movilizar a más de 40.000 militantes para escuchar al entonces presidente del Gobierno central y secretario general del PSOE, Felipe González, abrir en Sevilla la campaña rotulada como “Diez años de futuro” que los socialistas organizaron para conmemorar la victoria en los primeros comicios autonómicos de 1982.

Las estrategias de comunicación han cambiado de la mano de las nuevas tecnologías y de la adecuación y la utilización que de ellas hacen los distintos equipos de campaña. Estos días se desplegarán estrategias audiovisuales, se dinamizará a los corpúsculos encargados de las redes sociales para potenciar el contacto horizontal y sin intermediarios con los potenciales electores, y se desplegarán discursos más o menos incoloros o edulcorados, dependiendo de la estrategia global fijada en cada caso, a través de los formatos más tradicionales como las entrevistas en los medios. Habrá mítines, claro, pero la mayoría de los partidos se decantará por formatos de actos que no sean multitudinarios, salvo excepciones, y por extender el lienzo de sus ideas de la forma más novedosa posible, como el “hackathon” con el que el PP ha dado el pistoletazo de salida. Habrá quien use la tipografía para anteponer a su candidato a las siglas del partido en el lema de campaña, como es el que caso del PSOE de Susana Díaz, pese a que hay socialistas que manejan mediciones que apuntan a que en la actualidad la marca está mejor valorada que quien pretende la reelección. En definitiva, nadie querrá quedarse fuera del foco y harán kilómetros para impedirlo, sobre todo porque la previsible victoria del PSOE no despejará del todo la duda acerca de la gobernabilidad de la comunidad.