Opinión

Campaña vista para sentencia

Pasarán, las horas que restan hasta la jornada de reflexión de mañana, y la campaña electoral quedará vista para el fallo que dicten los andaluces en las urnas este domingo. Hemos asistido en ella a peticiones de votos hasta a una vaca o a través de zumos y batidos dispuestos sobre una amplia superficie en mítines; al despliegue de acentos más o menos impostado de líderes políticos nacionales; o a la eclosión de referencias ficcionales. Y junto a ello, a variaciones de las directrices de fondo sobre las que pivotaban las estrategias de algunos partidos de inicio. En concreto el PSOE-A de Susana Díaz ha pasado de desplegar una campaña “feliz” a abrir las compuertas a Vox, sabedor de los clics con los que éste reina en los medios.

Los socialistas se han salido de sus vías de perfil bajo marcadas de partida para recuperar su tradicional advertencia de ‘ojo, que la derecha aguarda para saltar tras las esquinas’ y centrarla en esta ocasión en erigirse en muro de contención del partido ultra, del que han sido un claro altavoz hasta el punto de que lo convirtieron en ganador sin estar del último debate televisivo entre los candidatos. Detrás de ese viraje hay un objetivo de fondo que pasa por movilizar a la izquierda, por arañar apoyos, en unos comicios en los que los restos serán decisivos e inclinarán la balanza a favor de unos u otros en los distintos territorios de la comunidad. El PSOE ha pasado de no querer demasiada participación a llamar a ella de forma explícita y ha pretendido además poner frente al espejo a PP y Ciudadanos, a los que ha acusado de “blanquear” a la “extrema derecha”, en palabras de Díaz. Ha intentado forzarlos a afirmar o descartar si pactarían con Vox, sin aclarar con quién lo harían ellos y en qué términos. Lo cierto es que lo que suceda en el centro derecha del espectro electoral, de cómo se repartan los votos en él y quién se convierta en el líder conservador en la antesala de otros múltiples comicios, será una de los puntos clave en la noche del recuento de sufragios, que se espera de nervios.

Y hay otra cuestión, esta vez a la izquierda, que se ha evidenciado en la campaña que se escabulle y que tiene que ver con la también clásica identificación del PSOE con la comunidad. La confluencia de fuerzas que soporta a Adelante Andalucía ha pugnado por arrebatar a los socialistas su automarcado patrimonio de la bandera verde y blanca. Y lo ha hecho apuntando bien a los sentimientos con imágenes y sonidos. El trabajo por parte de los partidos ya está hecho y las intenciones mostradas, más o menos alejadas según el caso del ‘todo vale por el voto’. Ahora sólo falta que hablen los hombres y mujeres “de luz”, como los define su himno: los andaluces.