Opinión
La campaña ha muerto, quién dijo miedo
Las horas ya no dan más de sí. La vasta y extensa campaña electoral, que siguió a una larguísima precampaña, de las elecciones andaluzas ha llegado a su fin. Ha sido la campaña más estrafalaria de la historia, digno anticipo del Parlamento más excéntrico. El bipartidismo ha muerto. Llegan años, quizá lustros, de polipartidismo. Quién dijo miedo.
«El Parlamento va a ser una jaula de grillos y lo va a ser más que nunca», dice Sebastián, un publicista malagueño iniciado en el universo de la política. Sebastián trabaja en la sombra de los partidos por obra y servicio. Es «un temporero de la propaganda», dice, y así lo ha hecho en España, Perú, Chile, Uruguay y México. «Las campañas electorales se han convertido en campañas publicitarias. Es necesario si quieres llegar a todos los públicos, a todos los votantes», explica.
Los medios de comunicación ya no son de masas y los políticos buscan desesperadamente a las (distintas y variadas) minorías como las empresas buscan a los compradores; por tierra, mar, aire, vía satélite o red social, el votante es oro puro. «Los partidos apuntan a una diana, eligen perfiles determinados de personas a los que dirigirles un mensaje, pues creen que son posibles votantes». En la calle hay unos carteles electorales de Juanma Moreno, cabeza de lista del PP por la circunscripción de Málaga. «El filtro de la foto, la sonrisa, el color... Todo está medido al milímetro».
Sebastián apura un té en el Mesón Astorga. A unos metros de aquí vive la familia del presidente del PP andaluz. El sol ha salido coincidiendo en las vísperas de las elecciones después de semanas de lluvia y temporal en toda Andalucía. Hoy no hace frío y es agradable tomar algo en la calle. Los vecinos no parecen atentos al acontecimiento democrático de cada cuatro años. «Una cosa es que se tenga que leer el programa electoral y otra es la atonía de los periodos electorales», expone este publicista de 49 años.
El hastío y la indiferencia son enemigos del PP y de Ciudadanos. La abstención, más acusada en los comicios autonómicos, castiga más a la derecha. Lo dicen los estudios. Moreno y Juan Marín, los líderes de centro-derecha, han pedido la participación masiva por activa y por pasiva, en latín y en arameo. «En este tipo de lances, el PSOE y las izquierdas tienen votantes más fieles», afirma Sebastián.
Fanáticos hay en todos los partidos, pero la izquierda arrastra riadas de hinchas a los que se les sugiere que se tiren a un pozo y se tiran. Ha habido mítines de Adelante, la coalición de Podemos e Izquierda Unida, de los que sale abochornado el observador neutral. Aglutina el voto del indignado que leía libros de Paulo Coelho y que sigue buscando un mesías. «El fenómeno de Pablo Iglesias responde a un fenómeno similar al de líderes carismáticos como Putin o Trump». Con Teresa Rodríguez es equivalente. «Yo escucho sus mítines para dormir. Es su voz», destaca Javier.
Este vecino de Alvar Núñez, en el barrio trianero de Susana Díaz, representa la fuga natural del PSOE a Podemos, algo también inevitable en el patio trasero de la presidenta Díaz. Javier no coincide con el sentir de la mayoría de sus vecinos, sobre todo de los mayores. El socialismo se ha quedado varado en la población mayor de 50 años. Javier tiene 34, es administrativo y viene de comprar pistachos en la semillería San Gonzalo. Es el perfil. «Podemos es el único que puede arreglar esto», dice, y concreta, titubeante, que se refiere al «trabajo y a las injusticias», así en general.
PP y PSOE tendrán acompañantes en el Parlamento por un tiempo. Además de Vox, al que los sondeos le otorgan la bienvenida en la cámara andaluza, van a ocupar escaños Adelante y Ciudadanos, el partido que reúne al voto joven y moderado. Mateo es informático y mañana cumplirá los 38. Dice que votará a Ciudadanos. «Al PP se le nota que quiere atraer el voto joven, pero nadie se lo traga», afirma este trianero que volvió de su estancia en Newcastle cumplida la treintena.
Mateo cree que los partidos, en general, han sabido adaptarse a las redes sociales, los nuevos medios de comunicación política. «Pero hacen demasiado el fantoche», opina. De los ochenta euros de Susana Díaz a la vaca de Juanma Moreno, del caballo de Santiago Abascal a los «Juegos de Tronos» de Teresa Rodríguez, pasando por los selfis de Juan Marín. A muchos la campaña se les ha hecho muy larga.
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