Opinión

Premio Nadal

En catalán «Nadal» significa «Navidad», y cuando uno se refiere a los «Premios Nadal», el común de los mortales piensa que se refieren a unos premios que se entregan el 25 de diciembre. Fue en el estío de 1944 cuando Ignasi Agustí y Josep Vergés, unos jóvenes escritores fundadores del semanario falangista «Destino», decidieron impulsar un premio literario dotado con 5.000 pesetas para «despertar docenas de novelistas dormidos en los rincones anónimos del país». Como se enteren los comisarios de la corrección política que dicho premio es una reminiscencia franquista, montan los escraches oportunos para eliminarlo y, a buen seguro, quemar en plaza pública a los premiados y sus obras. El premio literario es el más antiguo de los que se conceden en España.

Fue Joan Teixidor Comes, un poeta y crítico literario, huido en 1936 de la Catalunya de Companys y miembro impulsor de «Destino»; quien propuso bautizar el premio con el nombre «Nadal», en homenaje al joven falangista Eugeni Nadal, que acababa de fallecer víctima de la leucemia a los 28 años y que dejó un enorme hueco en la redacción de la revista. Los hermanos Nadal; Santiago, el periodista; Carlos, el redactor de «La Vanguardia»; Joan Manel, el ingeniero y Eugenio, el literato; nacieron en Lleida en el seno de una familia conservadora y que como decenas de miles de catalanes tuvieron que huir de las garras de la muerte que les acechaba en manos de los dirigentes de ERC durante la guerra civil. Todos ellos se encuadraron en unidades militares franquistas, establecidos en la ciudad condal, tuvieron un importante protagonismo en la vida social catalana. Eugenio decidió unir sus esfuerzos en el proyecto editorial «Destino» y reanudar las actividades literarias en la posguerra de un duro franquismo que despreciaba la cultura catalana. Eugeni, periodista y filósofo, en 1936 se encuadró en unidades falangistas y al final de la guerra y ganó la plaza de catedrático de literatura en Manresa, siendo el redactor jefe de «Destino».

Ignacio Agustí redactó las bases del premio y se decidió que el galardón se otorgase cada 6 de enero, festividad de Reyes, como antídoto «para liberarse de la sobredosis de fiestas navideñas».

El primer premio Nadal tuvo un inmenso impacto mediático y un original prólogo en su historia, pues fue en el último día de plazo de admisión cuando a Destino llegó un sobre de correo urgente con un manuscrito. Era una obra titulada «Nada», con la firma de una desconocida joven de 23 años llamada Carmen Laforet. Después de un largo debate, con hasta cinco votaciones, el jurado decidió otorgar el primer premio a Laforet. Era el día de Reyes de 1944.

Los premiados que seguirían a Carmen Laforet fueron las mejores plumas de la literatura hispana como José María Gironella, Miguel Delibes, Luis Romero, Carmen Martín Gaite, Álvaro Cunqueiro, Rafael Sánchez Ferlosio o Ana María Matute. La novela española comenzó a recuperarse gracias al premio de Ediciones Destino. Recuperando la memoria histórica.