Opinión
Ministros acorralados
La sorpresa que guardaba en la chistera Pedro Sánchez para este consejo de ministros barcelonés era cambiar el nombre del aeropuerto. Su Ferrero Rocher se convirtió en un simbolismo de buena voluntad. Lo que está por ver es si se podrá usar. La revuelta callejera pretende colapsar Cataluña y bloquear las infraestructuras. Una manera de demostrar quién manda allí . Sánchez le dio la foto que esperaba y el president le responde con el clásico “apretad, apretad”. El ministerio del Interior podría cargar contra los radicales que cortan las autopistas. No lo hace. Los camioneros pueden esperar. Los que se dirigen a su trabajo pueden esperar. El Ejecutivo sonríe alrededor de una mesa mientras lo acosan. Todo el mundo estará viendo en directo lo que el propio presidente llamó el “conflicto” catalán. Moncloa, trasladada al centro de Barcelona, explicaba que quería subrayar la “normalidad”. Si esto es lo normal, no imaginemos lo que sería la excepción, el estado de excepción controlado por los revolucionarios. El caos sin antídoto.
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