Opinión

El cordón de Vox

En el perfil de Marta Bosquet, la nueva presidenta del parlamento andaluz, se recalca que le gusta el flamenco, uno de esos lugares comunes que los periodistas sin excepción visitamos alguna vez. Andaluz y flamenco Camarón. Catalán y castellers. Y uno de esos sitios es ya el cordón sanitario. Es oírlo y aparecer un Grinch. Ya no significa nada. Un marco incomparable. Son cordones que mañana cambiarían con otros zapatos. Ya lo sufrió el PP. Y se intentó con Podemos. A Vox le hacen el vacío, pero es en el vacío donde se hincha. Por eso lo del cordón y lo de sanitario, al cabo farfulla electoral, mejor que lo dejen si no quieren ser heridos en las urnas.

Por antidemocráticos. Sin embargo, hay un partido, siempre entre el hola y el adiós, al que le incomoda más que a ninguno este paripé. Ciudadanos actúa en el peor de los escenarios. Hay pánico por las consecuencias que a juicio de algunas de sus mentes socialdemócratas tendrá el pacto andaluz y por eso le ponen cara de oler caca a Santiago Abascal. Ellos, que tienen en su sede arengas de Kennedy o de Adolfo Suárez, las tontadas adolescentes de cuando aún no habíamos descubierto que el problema no se resuelve en una frase. Luego hay que rellenar el cuaderno entero para seguir viviendo. Ciudadanos querría pactar con el PSOE de Felipe González.

La realidad es que el PSOE es de un Pedro Sánchez al que le unen cordones rancios y peligrosos. Siendo tan «modernos», la máquina del tiempo conduce a Cs al pasado, un síntoma de que envejece y de que su hilo musical es la nostalgia de Kiss FM. Ahora se lleva el desconcierto. Rosalía y por ahí.