Opinión

Batet y Companys

El 4 de octubre de 1934, Alejandro Lerroux fue nombrado primer ministro por el presidente Alcalá Zamora, entrando en el gabinete tres ministros de la derechista CEDA. El PSOE consideró inaceptable esta situación, promoviendo el golpe de Estado, y se declaró la huelga general, que resultó ser un enorme fracaso, prendiendo sólo en Asturias.

El 6 de octubre de 1934 el presidente de la Generalitat, Lluís Companys, proclamó el «Estat Catalá» aprovechando el golpe de estado socialista y el vacío de poder creado. La República fantasma de Companys duró apenas diez horas, el tiempo que necesitó el General Domingo Batet para acabar con la rebelión secesionista. Rodeó el palacio de la Generalitat con unas decenas de soldados, dio la orden de abrir fuego después de que sus fuerzas fueran atacadas por los Mossos y, poco después, según los periódicos de la época, «salieron emisarios dando cuenta de que el presidente se entregaba a discreción a la autoridad militar. El presidente, Sr. Companys, se apresuró a invocar ante los emisarios del Ejército su calidad de presidente», para no ser juzgado en Consejo de guerra sumarísimo y sí por el Tribunal de Garantías de la Constitución. El golpe de estado causó decenas de muertos en Catalunya, el consejero de gobernación huyó por las alcantarillas y el gobierno golpista, con Companys al frente, fueron detenidos e indultados a los pocos meses por el Frente Popular.

Domingo Batet Mestres nació en Tarragona en 1872, héroe de Cuba, intervino en 40 misiones de primera línea y fue premiado con la laureada de San Fernando por su valerosa defensa de la legalidad en un ambiente hostil al sofocar la rebelión de la Generalitat sin apenas derramamiento de sangre. Católico, catalanista hispánico, republicano y enemistado personalmente con el General Franco desde 1922. Tras el Desastre de Annual fue nombrado juez del «Expediente Picasso», en el que criticaba el ansia de fama de Franco y que pidiera la Laureada de San Fernando sin merecerla

En 1936 permaneció fiel a la legalidad republicana, siendo detenido por los golpistas y condenado por un consejo de guerra. Ejecutado sumariamente, antes de su asesinato se dirigió a los soldados: «Como acto de disciplina debéis disparar obedeciendo la voz de mando. Hacedlo al corazón; os lo pide vuestro general, que no necesita perdonaros, porque no comete falta alguna el que obra cumpliendo órdenes de sus superiores».

Tachado de traidor por los separatistas debido a su indiscutible lealtad con la legalidad y con España, resaltando su heroísmo en octubre de 1934, y odiado por los militares africanistas. Domingo Batet es un personaje olvidado. Lluís Companys, el golpista de 1934 y asesino de miles de catalanes en 1936, es rehabilitado por el gobierno de España y un héroe en Catalunya, donde su nombre figura en todos los pueblos catalanes.

Estamos condenados a repetir la historia.