Opinión

Y ahora, el tiroteo

Si cree Juanma Moreno y todo el PP que va a cercenar el chiringuito andaluz sin que se le subleve la calle es que todavía están entre los que siguen deseando feliz año nuevo. Podían colocar el 2 de enero, la toma de Granada, como la fecha límite para los buenos propósitos. Nuevo, sí; feliz está por ver. Las hordas rabiosas van a ensayar en Andalucía la oposición para las elecciones de mayo. No habrá paz para los «malvados». La mafia no perdona. «Los Soprano» cumple veinte años y sigue vivo. Allí llevan cuarenta. El programa de gobierno que han firmado PP y Cs será tildado de xenófobo, meapilas, machista, y todos esos epítetos que tanto gustan a la izquierda aunque ella aplique las mismas leyes y sin que ninguno de sus puntos tenga nada de xenófobo, machista o meapilas. Hace unos días pasé por el registro civil y conserva como pieza de arqueología un cartel de queja por la «privatización» de los servicios en el que se veía a ¡Mariano Rajoy!, como si todavía fuera presidente del Gobierno, tachado como el culpable de la saturación admistrativa.

Nada contra Pedro Sánchez. Para el ADN socialista, los responsables del sufrimiento humano son los políticos de derechas aunque no gobiernen. Luchan contra fantasmas con la idea de que no se descubra que son ellos los espectros que han de salvarnos del inframundo y el caos. Hasta de Franco. La socialdemocracia bonita empezará en Andalucía su intento por mantener el poder. El plan está trazado. Destronar a Susana Díaz y que parezca un accidente y agitar a las masas con la muleta de Podemos. Ya han puesto allí, como si fuera la Asturias de Don Pelayo, las primeras esperanzas para la reconquista.