Opinión

El elefante del Museo

En la editorial Nido de Ratones ha aparecido el libro «El taxidermista, el duque y el elefante del Museo», de la destacada ilustradora Ximena Maier. Se trata de la notable historia del inmenso elefante disecado que puede verse apenas entra uno en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Jacobo Stuart-Fitz-James Falcó, el duque de Alba, que abatió el animal en Sudán en 1913, se quedó con los colmillos –que están en el Palacio de Liria– pero decidió donar su piel al Museo, del que era patrono. Y aquí se incorpora a la historia Luis Benedito Vives, taxidermista especializado en mamíferos. Él y su hermano José María, encargado de disecar pájaros, iban a desarrollar una extraordinaria labor, y contribuirían a lograr que el Museo fuese el más visitado de Madrid.

Si la labor de los taxidermistas es minuciosa y delicada, la de don Luis fue además tan gigantesca como era el propio elefante, cuya piel reposó en el almacén del Museo durante diez años hasta que por fin se encontraron los recursos necesarios para su disecación, y el sitio adecuado para la labor: el Jardín Botánico, que estaba entonces en obras. Allí empieza su trabajo Luis Benedito, con muchos inconvenientes, entre ellos el que no había visto nunca antes un elefante africano.

Tras siete años de trabajo, con la colaboración de decenas de hombres y el empleo de tres toneladas de escayola y 77.000 alfileres, en 1930, finalmente el elefante está disecado. Lo montan en un armazón de madera y lo transportan hasta el Museo. Fue un espectáculo: la comitiva recorrió cinco kilómetros hasta los Altos del Hipódromo, acompañada de numerosos curiosos. Como dice el libro, fue «la procesión más peculiar que se haya visto nunca Castellana arriba». Tuvieron que desmontar la puerta del Museo para que pudiese entrar y lo pusieron allí mismo, en la sala principal, donde sigue estando hoy.

Concluye Ximena Maier: «Benedito puede estar satisfecho. Ha conseguido lo que parecía imposible, naturalizar un elefante enorme, sin haber visto uno en su vida, sin un solo hueso del esqueleto, con una piel mal curada, peleando cada peseta y teniendo que improvisar en todo momento. Es el mayor elefante disecado hasta la fecha».

Es una bella historia, como lo es el libro, que debe usted precipitarse a comprar y a disfrutar de sus preciosas ilustraciones.