Opinión
Vida en París
La gente percibe una Unión Europea burocrática y lejana, sin corazón. Entretanto, la Europa doméstica se muere porque los europeos no son ni capaces de reproducirse. No tienen ganas de dar vida, están desilusionados. La crisis humana y la institucional coinciden.
Ahora unos hombres intrépidos han decidido cambiar el curso de la Historia. Como caballeros de una nueva tabla redonda, denuncian la crisis moral generada por el relativismo, el individualismo y el desprecio cínico de la verdad. Hablan de cosas insólitas y ya casi prohibidas: familia, matrimonio, defensa de la diferencia hombre-mujer, esperanza. Se llaman «One of Us» (Uno de Nosotros), en vindicación del valor de la vida, de toda vida humana. Hoy se presentan en el Senado de Francia con un manifiesto. Encabezan la iniciativa el filósofo Remí Brague y nuestro Jaime Mayor Oreja. Se suman amigos de todo el continente.
La UE también nació de la amistad de unos europeos –el alemán Adenauer, el luxemburgués Schuman, el italiano De Gasperi y el francés Monnet– que, extenuados por las guerras mundiales, decidieron apostar por una casa común. Defendían el concepto de persona aquilatado por los griegos, la ley nacida en Roma, la igualdad universal definida por el cristianismo y la búsqueda científica y la libertad vindicados por la Ilustración.
Ahora que faltan el orgullo europeo, los ideales y la convicción de que tenemos algo grande que aportar al mundo, esto es el retoñar de un tronco viejo. Brague y Mayor Oreja cogen el testigo de los padres de Europa y apuntan al futuro.
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