Opinión

Las pensiones sólo se garantizan con más empleo

Las propuestas de PSOE y Podemos no garantizan las pensiones. Las ponen en peligro. Ningún sistema público de pensiones se ha hecho sostenible aumentando impuestos. De hecho, todos los países que han intentado suplir sus problemas de ingresos de Seguridad Social subiendo impuestos sólo han conseguido recortar las pensiones y aumentar la edad de jubilación.

Cuando nos planteamos los retos del sistema de pensiones, nos debemos centrar en tres factores: demográfico, impositivo y de estructura económica.

Si analizamos el gasto en pensiones, ya supone más de un 11% del PIB. La mayoría de los análisis independientes muestran que España alcanzará un máximo de gasto en pensiones del 13%. El escenario más alto, asumido por el Banco de España, da por hecho un 16% del PIB en 2050. Por lo tanto, lo primero que debemos entender es que es perfectamente financiable y que las pensiones no están en peligro... Si defendemos el crecimiento y el empleo. Si no, hundirán las pensiones junto al resto de las cuentas públicas con otra crisis.

Desde 1975, el promedio de edad de la población residente en España ha subido de 33 años a 42. La población española es una de las que más envejece en media de la OCDE. Pero es importante recalcar que el problema demográfico se genera por la caída de la fecundidad y no porque las personas vivan más años, que es una bendición. El crecimiento vegetativo de la población, es decir, nacimientos menos muertes por cada mil habitantes, ha pasado de 10,5 a casi cero entre 1975 y 2017. La primera medida importante es un plan de natalidad, de defensa de la familia, de apoyos fiscales a familias numerosas y de conciliación que permitan que las unidades familiares crezcan y no se las utilice como cajeros automáticos del intervencionismo impositivo.

En lo referente al reto impositivo, las pensiones se pagan con más empleo y mejores salarios. Ninguno de esos objetivos se consigue poniendo escollos al crecimiento y a la creación de puestos de trabajo. Según el Índice Paying Taxes de 2019 de PWC y el Banco Mundial, España es uno de los países con una carga fiscal más alta para empresas, superior a la media de la OCDE, del G20 y de la Unión Europea. Adicionalmente, la población ocupada en el sector privado es ligeramente superior (17,1 millones) a las personas trabajando en el sector público, pensionistas y dependientes. Si a ello añadimos que España sufre una de las fiscalidades más altas al empleo según la OCDE, nos encontramos con escollos evidentes a la atracción de capital, inversión y empleo que permitan mayores y mejores ingresos de la Seguridad Social. Subiendo impuestos no se llena la hucha, se empeora.

A ello se suma el reto de la estructura económica: España es un país de muy pequeñas empresas, más de la mitad son microempresas, y muy frágiles, ya que casi el 40% permanecen en pérdidas. Debemos trabajar para tener una estructura empresarial más sólida y atraer más capital para que tengamos muchas más empresas y mucho más grandes. Esto nos permitirá abordar el cambio tecnológico, mejorar la productividad y, con ello, los salarios y los ingresos de la Seguridad Social. Una política de inmigración bien pensada, lógica y orientada al crecimiento nos ayudará también a atraer talento y mejores ingresos.

Desafortunadamente, las propuestas del PSOE y Podemos atacan a la familia, incentivan el desequilibrio estructural y debilitan el sistema de pensiones del futuro mirando a corto plazo desde la represión fiscal. Las pensiones no están en peligro si fortalecemos a la familia, el empleo y el crecimiento, pero los que fingen defender lo público pueden destruir las pensiones del futuro desde el intervencionismo.