Opinión

Hay que aprender ruso

Hace unos meses un amigo de Colombia, hombre muy entregado a las causas humanitarias, me remitió un discurso de Vladimir Putin para preguntarme si la traducción de los subtítulos se correspondía con las palabras pronunciadas por el presidente ruso. Los textos transmitían un mensaje pro-familia relativo a la necesidad de protegerse contra las instancias internacionales que difunden la ideología de género. Teóricamente, podrían haber sido frases salidas de la boca de Putin que, en el último discurso del estado de la nación, dedicó casi el tercio inicial a defender la familia. Podrían haber sido, pero no lo eran porque lo que Putin pronunciaba era un discurso del 9 de mayo –día de la victoria– donde daba las gracias a soldados y marinos por su servicio a Rusia. En otras palabras, algún espabilado se había aprovechado de la ignorancia de la gente para lanzar su mensaje urbi et orbi. Hace un par de días, me encontré con una maniobra parecida en este caso aún más perversa. Cuatro adolescentes cantaban una canción en la que, supuestamente, afirmaban que eran rumanos que habían venido a España y que en la vieja piel de toro se dedicaban a robar. Por supuesto, según los subtítulos, se entregaban a quedarse con los bienes ajenos fundamentalmente porque las leyes españolas eran blandas, los jueces los ponían en la calle más que a paso y los cuerpos de seguridad cobraban una miseria y no los perseguían. El mensaje, de nuevo, era claro, pero no tenía nada que ver con lo que cantaban aquellos cuatro muchachos. De hecho, cuando los subtítulos decían «Cuerpos de seguridad, cuerpos de seguridad, cuerpos de seguridad» el original – que era en ruso – cantaba «novyi god, novyi god, novyi god», es decir, «año nuevo, año nuevo, año nuevo». Habrá gente a la que esos adolescentes blanditos les parezcan delincuentes rumanos, pero la realidad es que no pasaban de ser un cuarteto entonando una canción romántica. Ni que decir tiene que el video se convirtió en viral y provocó la ira de los españoles que están convencidos – no sin razón – de que el sistema es muy benévolo con los ladrones que no pocas veces están encuadrados en bandas extranjeras. Desde luego, sería recomendable que antes de replicar el efecto de ciertas grabaciones se compruebe lo que dicen realmente. Hay que aprender ruso y, si Roma nos pide perdón, incluso latín.