Opinión
Elvira Roca
Muy conocida es la capacidad de los españoles de comprar los relatos de otros países y de ningunear el propio. Entre el principal sentimiento colectivo que nos une, destaca un autoodio suicida, al que se añaden los nacionalistas con el odio hacia el resto de españoles. María Elvira Roca, autora del imprescindible ensayo «Imperiofobia y Leyenda Negra», analiza como los tópicos triunfan tras un relato simplista y efectivo que se traslada a la opinión pública con un relato negativo y es sustituido por la verdad histórica. La autora incide en el caso español, cuya leyenda negra, dice, lleva «tres siglos asumida por los propios españoles». Desde hace décadas, la historiografía especializada ha promovido, en el imaginario popular, la idea de una España reaccionaria, atrasada y cavernícola.
La hispanofobia ha pervivido porque la Ilustración española, hija de la francesa, asumió todos sus tópicos, dando por supuesto que todo lo español es malo por naturaleza. La leyenda negra surgió con el humanismo italiano, vinculada al antisemitismo, el protestantismo nos calificó a los españoles de seres marranos, ignorantes, y fue la Ilustración francesa quien expandió el odio contra España. Sería con la llegada de los Borbones cuando la hispanofobia se hace española. El relato antiespañol estaba servido, y sería Guillermo de Orange, y las traducciones promovidas del texto de Bartolomé de las Casas (personaje desprestigiado como fuente fidedigna), quien convirtió al descubrimiento de América como el principal tópico hispanófobo. No olvidemos que en Norteamérica los indios fueron exterminados o confinados en las reservas, mientras que los españoles crearon el imperio en América mezclándose con los indios. Como define doña Elvira: «El imperio español lo hicieron los indios y la independencia la hicieron los españoles». Cuanto debería aprender el ignorante López Obrador.
El problema es que ni nuestros historiadores ni nuestros intelectuales se han puesto nunca a escribir nuestra historia, sino a comentar la que escribían los ingleses o los alemanes y luego llegaba a España en francés. «Así se fue ahondando más ese fenómeno del extrañamiento de los españoles con sus elites, asunto que tanto inquietó a Ortega. Porque en España para ser un intelectual de prestigio, hay que ser antiespañol». Es verdaderamente un milagro que España siga existiendo.
Procurar un mejor conocimiento y mejor información sobre España son tareas que llevarán años, quizá tantos como ha llevado la construcción de la hispanofobia local. La perseverancia será un ingrediente indispensable, pero el premio lo vale e intelectuales como Elvira Roca son quienes escribirán nuestro relato de futuro, la historia de una gran nación, España.
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