Opinión
"El soberanismo no sirve para frenar el cambio climático"
Hace unas semanas un grupo nacido de la sociedad civil presentó una iniciativa en el Parlamento italiano para animar a los partidos a que desarrollen una ambiciosa política ecológica. Se llaman Clima Europa y tienen como objetivo exportar al Viejo Continente el llamado Green New Deal. Es uno de los términos de moda en Estados Unidos, donde lo han acuñado la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, el economista Joseph Stiglitz o el escritor Thomas Friedman.
Si el New Deal de Franklin Delano Roosevelt supuso una revolución en el sistema económico y social tras el primer tercio del siglo XX, un nuevo cambio de paradigma resulta imprescindible “como respuesta al cambio climático, el reto más importante de nuestros días”, aseguran desde Clima Europa.
Su proyecto se basa en planteamientos muy concretos,
recogidos en un manifiesto de diez puntos. En ellos destacan la reducción de un
55% de las emisiones con respecto a 1990, la total descarbonización en 2030, la
interrupción de los subsidios para combustibles fósiles en un plazo de cinco
años o la prohibición de la venta de vehículos gasolina o diésel en 2035. Su punto
de partida está en el Acuerdo de París de 2015 para limitar el aumento de la
temperatura global en 1,5 grados a mediados de siglo.
El decálogo ya ha sido firmado por medio centenar de
personalidades de la política, las universidades o la ciencia. De momento, se
circunscribe sólo a Italia, pero con las elecciones europeas a la vista, la
intención es llevar la agenda también a Bruselas. Su fundador es Luca
Bergamaschi y entre los firmantes está Jacopo Bencini, miembro de Italian
Climate Network, una de las organizaciones de este país con mayor proyección en
la materia.
Pregunta.- ¿En qué consiste exactamente Clima Europa?
Respuesta.- (Luca Bergamaschi, fundador de Clima Europa) Se trata de una iniciativa independiente que busca llenar el vacío político y mediático sobre el cambio climático en relación con Europa. Estamos en un punto en el que la UE debe reformarse. Quizás estamos perdiendo la memoria histórica sobre las razones de fondo por las que se formó la Unión y además hace falta buscar una nueva misión. La idea es partir de cómo afrontar el cambio climático, con iniciativas fuertes en este campo. Hemos firmado el manifiesto y estamos haciendo una campaña de comunicación desde una perspectiva comunitaria, ya que vemos un déficit sobre lo que hace Europa dentro y fuera de sus fronteras.
P.- ¿En sus relaciones con otros países?
R.- (Luca Bergamaschi) Sí, pensamos sobre todo en China, en las relaciones trasatlánticas o con África, donde el clima juega un papel cada vez más importante, aunque se hable poco de él. Se trata de entender qué reformas económicas y financieras necesita Europa para cumplir objetivos como el Acuerdo de París. La comunidad científica deja muy claro que el objetivo es un incremento de 1,5 grados y que para ello en 2050 Europa debe reducir a cero las emisiones. ¿Qué tenemos que hacer antes? En 2030 hay que aumentar las renovables y la eficiencia energética e incluir estos objetivos en los presupuestos nacionales. Queremos que los parlamentos legislen que toda actividad productiva tiene que estar ligada a la reducción de emisiones, sobre todo en lo referente a importar materiales desde fuera de la UE.
P.– El Green New Deal parece asentarse como uno de los grandes objetivos para cierto sector político. Pero también despierta mucho debate. ¿Qué políticas son las necesarias, cómo desarrollarlas, cómo adaptarlo al ámbito europeo?
R.– (Jacopo Bencini, Italian Climate Network) El New Deal consistió en reestructurar la economía a través de intervenciones que tuvieron en cuenta una transición desde la crisis. Nuestra crisis no es solo ambiental, sino que parte del trabajo. Ocasio-Cortez habla de New Deal porque hay necesidad de una acción holística desde este punto de vista hacia las otras dimensiones de la sociedad. No se llegará a una descarbonización de la UE antes de 2050, como propone la Comisión de Jean Claude Juncker, sin una transición en el mundo del trabajo y del mix energético en cada país. Hablamos de 27 países que necesitan una política única. En el Acuerdo de París, la UE consiguió negociar con una sola voz. Estuve en la última cumbre de Katowice y Polonia promovía artículos cosméticos realizados con carbono. En estas regiones de Europa, donde estas energías todavía dan trabajo y sostienen algunas regiones, necesitamos una acción política fuerte que mantenga un equilibrio social pasando a un tipo de oferta energética completamente distinta.
P.– Da la sensación de que la política hasta ahora ha fallado. Las manifestaciones más multitudinarias las ha impulsado Greta Thunberg, una niña sueca de 16 años.
R.– (Luca Bergamaschi) Estamos en un momento en el que la política es percibida por los jóvenes como algo lejano. No logran unirse políticamente porque hay mucho individualismo y ver cómo esta chica ha logrado formar un movimiento de masas es muy significativo. Lo importante será sostener la presión sobre los políticos, de modo que no sea sólo una marcha. Veo señales positivas, se trata de pasar de las calles a la acción. Hay que dar las instrucciones claras a la Comisión Europea sobre estos objetivos.
R.- (Jacopo Bencini)Uno de nuestros principales focos son las escuelas, donde acudimos a concienciar con los estudiantes, y hemos visto un gran aumento de la sensibilidad en este tema. Greta ha triunfado donde centenares de políticos han fracasado. Hay más interés en cómo se están moviendo las cosas, microproyectos en las universidades… Volvemos a la acción individual, que no es nuestro punto de vista como colectivo, pero creemos que el movimiento de Greta ha sido positivo. Probablemente de los 5.000 últimos manifestantes, muy pocos hubieran sabido que las emisiones de la UE todavía siguieron creciendo en 2017.
P.- ¿Habéis encontrado buena acogida por parte de los políticos?
R.– (Luca Bergamaschi) De momento, no. A nivel político no se habla. En Alemania es un debate mucho más desarrollado, pero en la mayoría de países estamos muy retrasados. Varios políticos han firmado nuestro manifiesto, pero quiero remarcar que no valoramos su ideología, sino que damos las pautas para incluir el Acuerdo de París en las políticas internacionales. Luchamos contra un cambio de paradigma económico. Habrá momentos en los que la demanda de gas y petróleo empezarán a caer y esto supondrá desestabilización regional. Lo veremos en Arabia Saudí o los países del Golfo, donde abunda el petróleo pero ya tienen problemas con el acceso al agua. Pedimos cambiar el modo de producción y de consumo, pero hace falta mucho coraje para afrontar una transformación geopolítica. Es decir, si hablamos de la descarbonización hay que repensar qué relaciones queremos tener con China o con Rusia, orientada a exportar gas.
P.- Esa desconexión de la sociedad con la política es lo que ha provocado el ascenso de partidos extremistas, como se ve con el auge de una derecha radical. Y son estos grupos, precisamente, los menos concienciados con el cambio climático. ¿Teméis que su crecimiento suponga aún más resistencias a un cambio de modelo?
) R.– (Luca Bergamaschi) Estamos muy preocupados por ello, empezando por lo que ocurre en Italia. Sobre las políticas ecológicas hay mucho escepticismo y muy poca ambición. Sólo hay que ver cómo los partidos de extrema derecha han votado en el Parlamento Europeo, donde han rechazado el 90% de las propuestas vinculadas al Acuerdo de París. Además, una idea soberanista no sirve para frenar un problema como el cambio climático, que sólo se puede afrontar a través de la cooperación de los estados. Si sólo hacemos acuerdos bilaterales, después no podemos culpar a China si no hacemos nada para incentivarlos. De esto dependerá que consigamos frenar el cambio climático de modo pacífico. Lo contario sería entrar en una competición.
P.– Una de las medidas más visibles es la apuesta por los vehículos eléctricos, pero China es uno de los primeros productores y allí la electricidad se genera en gran medida con carbón. ¿Caminamos en la buena dirección?
R.– (Luca Bergamaschi)Desde el punto de vista de producción de energías renovables los países están avanzando poco a poco y la producción de coches eléctricos va en la justa dirección. En Europa, más de 15 países tienen compromisos para dejar de producir carbón próximamente. En realidad, habría que invertir sobre las infraestructuras de recarga del eléctrico y acelerar el abandono del carbón. Pero conducir un coche eléctrico en Europa, a excepción de Polonia, es menos contaminante que con el resto de carburantes.
P.- Ahora mismo os centráis en Italia. ¿Cuál es el déficit de vuestro país en comparación con la UE?
R.- (Jacopo Bencini)Más que de emisiones, hay un problema político. No tenemos los mecanismos necesarios para cumplir con el Acuerdo de París y falta coordinación a nivel regional y nacional. Creo que todo cambio debe empezar por el ambiente local y, en ese sentido, tenemos a 2.000 alcaldes dispuestos a reducir las emisiones, pero no reciben fondos para ello. Tenemos una fuerte dependencia del gas -no tanto a nivel energético sino geopolítico- y pocas ayudas a energías limpias. El mix energético es muy similar al de la UE, pero deberíamos pensar en una estrategia local para que después llegue el cambio.
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