Opinión

Exóticas elecciones

Qué extrañas me han parecido estas elecciones, como una especie de flor exótica que no identifico pero sé que es una flor porque tiene todo lo que suele tener una, solo que en diferente disposición.

Por momentos me parecía ver a la izquierda actuando como la derecha, la derecha como la izquierda y el centro sin actuar, convertido en un solar sin urbanizar con algún gato despistado buscando una raspa de sardina abandonada por descuido. Vamos, que de tanto querer alejarse, y polarización mediante, la izquierda se nos ha derechizado y la derecha se nos ha izquierdizado. Solo hay que ver los resultados. Tenemos a una derecha dividida que ha fragmentado el voto y a una izquierda que, ante la amenaza de un gobierno de evidente y escorado signo contrario, ha cerrado filas ante el partido que consideraba más presidenciable. Lo de siempre, pero al revés.

Sánchez ha aplicado, desde su primer advenimiento en la Moncloa, la máxima que aprendimos todos los españoles viendo reality shows: que para llegar a la final hay que mantener un perfil bajo, evitar los conflicto directos y no llamar la atención. Sánchez es a la política patria lo que Ania Iglesias a la primera edición de Gran Hermano. Y le ha salido bien. ¿Qué estaría haciendo Susana Díaz anoche, por cierto?

VOX no ha conseguido tantos escaños como esperaba, pero consigue presencia en las instituciones. Esto, que tanto indigna a algunos, a mí, sin ser votante de la formación por manifiestas discrepancias, me parece una prueba de que la democracia disfruta de buena salud en este país. Creo que el verdadero espíritu democrático se demuestra cuando los que no piensan como tú consiguen representación. Si te indigna y te ofende, si te parece inaceptable, me vas a disculpar pero eres un demócrata de pacotilla. Y en estas elecciones hemos descubierto con horror que nos rodean muchos déspotas camuflados que en nombre de la tolerancia enarbolan una desvergonzada intolerancia que sonrojaría a más de un representante de regímenes totalitarios.

El PP se ha llevado uno de los grandes batacazos de su historia. Han confluido en su contra tantos factores que Casado todavía no sabe por dónde le han venido los tabanazos. Desde una alta participación, que históricamente ha beneficiado siempre a la izquierda, a la fuga de votos hacia posiciones más moderadas (a Ciudadanos) o más radicalizadas (VOX); pasando por un candidato a la presidencia con un carisma cuestionable a quien ha hecho sombra una Cayetana Álvarez de Toledo que se ha mostrado como un animal político capaz de bajar al barro sin perder un ápice de elegancia y saber estar. Creo que con Cayetana al frente de la formación se habrían conseguido mucho mejores resultados y, atiende, una mujer al frente. Justo ahora que las acólitas de Barbijaputa, ese avatar tras el que se esconde vaya usted a saber quién por vaya usted a saber qué razón, nos están diciendo que solo se puede ser feminista si se es de izquierdas y no se llega a fin de mes. Esta afirmación, que de ser sostenible dejaría fuera de juego a la marquesa de Galapagar y que no puede tenerse en cuenta de tan ridícula, les juro por mi thermomix (que es la segunda cosa que más quiero en el mundo) que me lo han dicho a mí estos días. El feminismo universal, transversal e inclusivo. Pero solo con quien les da la gana.

Ciudadanos, por su parte, se ve ahora en el brete de tratar, una vez más, de definir posiciones. Tanto  vaivén, tanta ida y venida, tanto sí pero no, no pero sí, ahora no pero quizás luego sí, seguro que no y al final sí... tanto bandazo, digo, les ha situado en una idefinición tal que uno no sabe a que atenerse con ellos. Anoche en Ferraz se escuchaba corear “con Rivera no”, y no es de extrañar. Ciudadanos se ha convertido en esa amante caprichosa con la que te habrías fugado hace meses pero ahora te parece tan voluble y casquivana que bien podría arruinarte la vida en cualquier momento, ya sea llamando al fijo de casa a deshoras o largándose con otro el mismo día que firmas la separación. Aún así, no puedes dejarla ni perderla de vista. Que ahí está con su aliento en la nuca del PP y más cerca que nunca. Aquí hay un tema y no hay que despistarse. Ciudadanos no es el gran perdedor de estas elecciones, ni mucho menos.

En Podemos, afortunadamente, se han dado cuenta del desgaste de su líder y, por lo tanto y mientras siga ahí, de la propia formación. La estrategia de intentar sacar rédito de un movimiento social (el feminismo) que tan buenos resultados les dio anteriormente (con el 15M) les ha fallado estrepitosamente. Y es que habéis matado a la gallina de los huevos de oro, queridos. La gente no es tonta. O sí, pero no tanto. Y volver a intentar el mismo truco cuando ya hemos visto dónde está escondida la carta es una mala idea. Y ahí han estado los resultados, pidiendo a gritos un cambio.

Vamos a asistir ahora al cortejo, así que no nos relajemos. PSOE y UP no suman una mayoría absoluta así que va a ser necesario pactar con otras formaciones. Con Ciudadanos prisionero de su propio veto y al rechazo de las bases socialistas. Así que esa opción, de momento aunque con Rivera nunca se sabe, parece descartada. Otra opción sería pactar con UP y los independentistas, pero no sería la mejor idea de Sánchez a nivel popular ahora mismo. Tampoco me extrañaría que un Sánchez, muy venido arriba y que se repite ante el espejo “eres guapo, tío, y eres el rey del mundo” mientras se señala con el índice y se guiña un ojo, intentara formar un gobierno en solitario y pactar con Rivera y con Iglesias dependiendo del tema y de según qué asuntos. Yo ya lo único que le pido es que controle a Carmen Calvo, por Dios, que desde que ha descubierto el feminismo (¿visteis la camiseta que llevaba anoche en Ferraz?) no hace más que provocarme el mismo bochorno que me daría ver a mi madre en minifalda bailando la macarena en un funeral.

Así que cojan sitio que esto no ha hecho más que empezar. La fiesta de la democracia hoy es esa fiesta que se nos fue de las manos y parece que no tiene fin. Yo necesito otro café. O mejor, un trago.