Opinión
Hablar de Europa ya no es suficiente
El domingo 28 de abril se celebraron en España las elecciones generales, poniendo fin a dos semanas de una campaña electoral caracterizada precisamente por la ausencia de propuestas e iniciativas sobre Europa.
Los partidos políticos españoles, esos mismos que en muchas ocasiones se manifiestan abiertamente europeístas, cuando no euroescépticos, han dedicado muy poco tiempo a plantear iniciativas sobre Europa. Los dos grandes debates de candidatos tampoco han dedicado espacio alguno a inquietudes sobre el proyecto común europeo, como si los ciudadanos llamados a las urnas este 28 de abril no estuviéramos interesados en conocer las propuestas sobre el futuro para Europa que plantean los partidos políticos desde España. Y los candidatos a representar a España en las instituciones europeas no nos han explicado qué modelo de Europa van a defender y fomentar.
Tristemente, una vez más, se olvida que
desde España también se construye Europa. Como si sólo se pudiera hablar de
Europa en las elecciones europeas o desde las instituciones europeas. Seguimos
sin comprender que hablar de Europa ya no es suficiente. Seguimos sin
comprender que Europa es, o no es, y que sólo fomentando la ciudadanía europea podremos
avanzar juntos hacia esa mejor Europa que nos represente a todos y nos defienda
a todos.
En apenas unos días, los mismos que
durante estas semanas de abril han guardado silencio, los mismos que han vuelto
a perder una oportunidad de oro para ser Europa también en las elecciones de
ámbito nacional, tratarán de convencernos de cara a las elecciones europeas del
próximo 26 de mayo de su espíritu europeísta y de la necesidad (o no) de
defender y fortalecer un proyecto común de futuro que nos garantiza paz,
progreso y bienestar social. Nos hablarán de las bondades de seguir avanzando
juntos, de la necesidad de ser más Europa, de la conveniencia de responder de
forma global a los grandes riesgos globales a los que nos enfrentamos
(terrorismo internacional, seguridad y fronteras comunes, políticas de asilo
político y atención a refugiados, etc.). Propondrán avanzar en políticas fiscales
comunes y dotarnos de autoridades fiscales europeas que persigan el fraude y la
corrupción. Nos recordarán la importancia de hacer frente a los nacionalismos y
populismos que pretenden romper este proyecto común de más de cincuenta años de
historia de paz y progreso. Pero seguiremos limitándonos a hablar de Europa
desde Europa, olvidando que también somos Europa cuando hablamos de España.
Porque somos más España siendo más Europa, y somos más Europa siendo más
España.
Es imprescindible dotar de transversalidad a Europa dentro de la política española, para expandir el espíritu europeo entre una ciudadanía que sigue sintiendo muy lejana a Europa, como si lo que se decidiera en las instituciones europeas no le resultara de interés. Es necesario hacer sentir a la ciudadanía que la apuesta por una mejor Europa es real, porque no es necesario estar en Bruselas para poder influir en la política europea. Desde cada rincón de España también construimos Europa. Ojalá los políticos españoles también lo sintieran así.
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