Opinión

Viva Guaidó, abajo Maduro

Tómese un país que en el índice de salud democrática de «The Economist» obtiene 3 puntos sobre 10. Solo superado en iniquidad por Cuba, a la que tanto disculpamos algunos adolescentes cuando entonces. Hasta que obligados a elegir entre la madurez y lo grotesco aceptamos el envite de empezar a reflexionar seriamente sobre la dignidad, el compromiso político y los derechos humanos. Venezuela: un régimen autoritario de manual tras evaluar la calidad de sus procesos electorales, la viabilidad del pluralismo, el estado de las libertades civiles, el funcionamiento del gobierno y la participación y cultura políticas. Sostiene Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, que «la estrategia de control social que tratan de imponer las autoridades de Nicolás Maduro a través del miedo y el castigo contra quienes exigen un cambio, es repulsiva.

Su gobierno se está ensañando con la gente más empobrecida que dice defender, pero que luego asesina, detiene y amenaza». Para Pablo Iglesias, en cambio, que vive en 1973 y confunde Miraflores con La Moneda, lo de Guaidó ha sido un «golpe de Estado». «No quiere elecciones libres» sino «un baño de sangre» y «una intervención militar de los EE UU». El «gobierno se equivocó» al reconocerle. ¿Igual que EE UU, Canadá, Japón, Israel y buena parte de la UE? Según Iglesias el ejemplo a seguir lo marcan Rusia, China, Turquía, Sudáfrica, Corea del Norte e Irán. Todos ellos alineados con Maduro, Diosdado Cabello y el Cártel de los Soles. A su lado asentía Alberto Garzón, indeclinable como felpudo. Yo por mi parte acababa de recibir un correo electrónico del Comité para la Protección de los Periodistas.

La coordinadora del Programa para América Central y del Sur, Natalie Southwick, denuncia «la censura cada vez más descarada en Venezuela, incluida la restricción repetida y selectiva del acceso a internet, una maniobra favorita de los regímenes autoritarios». Su llamamiento contrasta con el grotesco espectáculo de quienes todavía creen que el mejor libro sobre la geopolítica latinoamericana lo firmó Galeano. Se les llena la boca con sentimentalismos baratos entorno al pueblo. Pero en cuanto tienen ocasión ofrendan al tirano un sofismo que oscila entre lo memo y lo mezquino. Como son incapaces de dar la cara por la libertad, siquiera de forma simbólica, ya les escribo yo lo que ellos debieran gritar y nunca hacen. Viva Venezuela libre. Viva Guaidó. Abajo Maduro.