Opinión

“Delenda est Hispania”

«Delenda est Carthago» es una frase que pronunciaba Catón el Viejo, de manera recurrente, al concluir cada uno de sus discursos ante el Senado romano. Cartago disputaba con Roma el dominio del Mediterráneo y por ello debía ser destruida desde sus cimientos y, para el viejo militar, el futuro de Roma dependía de la aniquilación de la ciudad fenicia. Tres años después de la muerte de Catón, Roma arrasó Cartago y, según la leyenda, la sembraron de sal para hacerla estéril. En 2012, el escritor separatista Albert Pont publicó «Delenda est Hispania», el libro de no ficción en catalán más vendido. Ese mismo año un desconocido empresario llamado Joan Canadell publicó otro libro llamado «Catalunya. Estat propi, estat ric», que se convirtió en otro «best seller». Los dos libros afirmaban que Cataluña sería uno de los estados más ricos de Europa si fuera independiente, al tiempo que empezó a circular el mantra «Espanya ens roba», imitando a Catón en su cansina letanía.

El Cercle Català de Negocis (CCN) fue fundado por Joan Canadell y Joan Pont, los dos «escritores» que abogaban, con odio rabioso, que Cataluña «supere la agónica prudencia y su ancestral espíritu negociador, una nación abocada a la desaparición forzosa por un Estado que la somete y la ahoga deliberadamente», y para ello incitaban en sus libros y escritos a emplear toda la fuerza en destruir al secular enemigo de los catalanes: el malvado estado español. Para la promoción de su chiringuito empresarial, recibieron una enorme ayuda institucional desde la Generalitat, siendo generosamente promocionados desde los medios de comunicación catalanes.

El empresario Canadell es un agitador profesional que llegó a proponer una lista de malas personas españolas que «insultan» a los catalanes por si un día, tras una hipotética independencia, viniesen a Cataluña a buscar empleo, en un tweet que fue celebrado por la fanática parroquia supremacista.

«Ceterum censeo Carthaginem esse delendam» («Por lo demás, opino que Cartago debe ser destruida»). La obsesión irracional por una idea fija que se persigue sin descanso hasta que se logra realizar. Canadell y sus secuaces decidieron asaltar la «Cámara de comercio de BCN», uno de los «sancta santorum» de la burguesía catalana, y bajo promesas tremendistas, consiguieron su propósito: «Las cámaras catalanas dejarán de operar con empresas del Ibex 35, especialmente con los grandes grupos que decidieron mover la sede social fuera de Cataluña». Toda una declaración de guerra.

El separatismo sigue en su batalla, no cejarán en su empeño. La burguesía catalana, colaborador necesario en la estrategia, observa asustada como han entrado en una de las instituciones sagradas. El próximo objetivo ya lo tienen marcado, «Delenda est Hispania».