Opinión
El aborto abre otra fractura en Estados Unidos
Louisiana se une a la lista de 17 estados que pretenden poner fin a la ley de interrupción voluntaria del embarazo vigente desde 1973. La controversia se encamina hacia elTribunal Supremo
Pocas
veces se ha debatido tanto, y con tantos matices, un tema tan sensible como el
del aborto entre la sociedad estadounidense. Su discusión ha cruzado de costa a
costa el país, enfrentando en el ruedo social y, sobre todo, político hasta a
miembros del mismo partido.
Y es que, aunque la interrupción voluntaria del embarazo siga
siendo legal en los 50 estados de EE UU, en algunos de ellos ya resulta
prácticamente imposible llevarlo a cabo. Louisiana fue el último en sumarse
este miércoles a la extensa lista que pretender eliminar el aborto, aprobando
una ley que prohíbe a las mujeres someterse a una interrupción voluntaria del
embarazo a partir de las seis semanas de gestación.
La norma,
aprobada por amplia mayoría republicana y demócrata, contempla algunas
excepciones, aunque pocas, como casos en los que la vida de la madre corra
peligro. Las leyes aprobadas limitan casi totalmente el derecho de la mujer a
abortar, sin espacio para exceptuar a víctimas de violación o incesto, y siendo
las más restrictivas del último medio siglo de existencia. Leyes que, además,
podrían en vigor en el plazo máximo de seis meses, si los tribunales no deciden
lo contrario.
Alabama
encabezaba hasta ese momento una extensa y significativa lista de estados, 17
en total, prohibiendo drásticamente el aborto sin excepciones, siguiéndole muy
de cerca Misuri, que también aprobó una ley que veta la interrupción del
embarazo a partir de la octava semana de gestación. Y la lista continúa. Detrás
están Georgia, Ohio, Oklahoma, Mississippi, Kansas, Kentucky, Iowa y Dakota del
Norte, que también adoptaron leyes similares en los últimos meses. Arkansas y
Utah también se sumaron a esta lista, promulgando prohibiciones de aborto a
partir de las 18 semanas.
Los datos
muestran que algo parece estar cambiando en la tendencia del país. Y es que, en
lo que llevamos de año (del 1 de enero al 20 de mayo de 2019, exactamente) se
han introducido un total de 378 restricciones de aborto en todo el país, de las
cuales el 40% han sido prohibiciones. No es inusual ver cientos de
restricciones de aborto introducidas cada año, pero lo que no tiene precedentes
es la alta proporción de prohibiciones, lo que pone de manifiesto un cambio
sustancial en las fórmulas impulsadas por los estados.
Además, también en lo que va del año, se han promulgado 17
prohibiciones en un total de diez estados. Alabama promulgó, por ejemplo, una
prohibición de aborto casi total que también criminalizaría a los proveedores
de dicho aborto. Así, los médicos que decidan practicarlos podrían pasar hasta
99 años entre rejas.
“Ya sea a
través de prohibiciones a las 20, 18, 12 o seis semanas, o una prohibición
total la de Alabama, todos estos caminos conducen al mismo objetivo: establecer
un enfrentamiento legal en la Corte Suprema de EEUU”, aseguró Elizabeth Nash,
del Instituto Guttmacher.
La batalla legal y, sobre todo, partidista ha comenzado. Estos estados, con capacidad propia para proporcionar cobertura de seguro para el aborto, garantizar el acceso a información relevante a personas en riesgo de abortar y apoyar el acceso de los adolescentes al aborto, quieren usar los diversos mecanismos de autogestión a su alcance para eliminarlos.
Que el
aborto sea legal, por ahora, en todos los estados no significa que pueda
practicarse con la misma facilidad en cada uno de ellos. De hecho, al menos
seis cuentan con una sola clínica donde se practican abortos. Y algunas de
ellas podrían no renovar su licencia próximamente.
Es el caso de Planned Parenthhood, que está a punto de cerrar
las puertas de sus únicas instalaciones en todo Missouri, situadas en St. Louis,
tal y como confirmaron funcionarios del centro tras poner una denuncia en los
tribunales para evitar esta situación. De no renovar el permiso actual, que
expiraba esta misma semana, Misuri se convertiría en el primer estado en todo
el país sin una clínica de abortos en funcionamiento desde la decisión del
Tribunal Supremo Roe vs Wade de 1973, que garantiza a las estadounidenses el
derecho a abortar hasta la semana 24 de embarazo.
El aborto
centra la agenda política del país este año, como si de una carrera de fondo
hacia las presidenciales de 2020 se tratara. No hay día sin tregua, en esta
materia, en Estados Unidos. El pasado martes, la Corte se pronunciaba sobre una
ley de Indiana, en la que El Tribunal Supremo decidió mantener en vigor la
parte que obliga a deshacerse de los fetos como restos humanos, considerando
que la medida no implica una limitación del derecho a abortar. Pero, sin
embargo, dio un paso al lado en la otra cuestión presentada, que plantea un
debate más amplio y conlleva una restricción de derechos.
Y es que
el Supremo decidió no tomar en consideración la apelación del Estado de Indiana
contra la decisión del Tribunal de Apelaciones que anuló la prohibición de
abortar por anomalías fetales, e indicó que esperará a que otros tribunales se
pronuncien al respecto. “Seguimos nuestra práctica habitual de negar peticiones
en tanto que suscitan cuestiones legales que no han sido tenidas en cuenta por
otras cortes de apelaciones”, dictó el Tribunal.
Pero la
caja de Pandora ya está abierta, y el Supremo está ahora “a prueba de abortos”.
El derecho constitucional a la interrupción voluntaria del embarazo, reconocido
en la histórica sentencia del 73, está en su momento de mayor entredicho desde
entonces.
De manera
paralela al debate político y social, las cifras muestran otra realidad. Los
abortos han descendido un 24% en la última década, hasta alcanzar la cifra más
baja registrada desde su legalización, según dio a conocer el Centro para el
Control de las Enfermedades (CDC).
Los 638.169
procedimientos realizados en el último año del que se disponen datos suponen la
cifra histórica más baja registrada desde la despenalización del aborto en EEUU
en 1973. “Debido, en gran parte, al acceso a métodos anticonceptivos eficaces y
de bajo costo”, explicó la doctora Leana Wen, de Planned Parenthood.
Estos
datos se conocieron precisamente poco después de que la Administración Trump
anulara la ley que obligaba a los trabajadores a incluir métodos
anticonceptivos en el plan de salud ofrecido a los empleados.
El número
de abortos por cada 1.000 mujeres fue de 11.8, entre los 15 y 44 años.
Divididas por generación, el porcentaje de adolescentes cayó un 54% entre el
año 2006 y 2015. Seis de cada 10 abortos son realizados a veinteañeras, siendo
las mujeres que se encuentran en esa década las que lideran el grupo de las que
más se someten a interrupciones. Por origen o raza, las mujeres blancas no
hispanas y las mujeres negras representaron el mayor porcentaje de todos los
abortos (36.9% y 36.0%, respectivamente).
Cifras a
la baja, pero fuertes medidas en contra al alza. Incluso las ramas más
conservadoras discrepan con algunas recientes decisiones, como la de no
contemplar los casos de violación o incesto como una excepción. El mediático
televangelista Pat Robertson dijo que “Alabama ha ido demasiado lejos con este
controvertido proyecto de ley contra el aborto” que podría castigar a los
médicos que lo practiquen con prisión de por vida. “No es la clase de cosas que
queremos llevar hasta la Corte Suprema porque yo creo que en este caso
perdería”, añadió.
Algunos
liberales también están en el punto de mira, acumulando fuertes críticas por
miembros de su propio partido. Es el caso del Gobernador de Louisiana, John
Bell Edwards, que ha ido por libre al no seguir la línea del Partido Demócrata
de alcanzar un frente unido contra el aluvión de proyectos de ley anti
abortistas. Son muchos los que consideran a Edwards un traidor a la causa de su
propio partido.
La
congresista demócrata por el estado de Washington, Pramila Jayapal, fue muy
contundente respecto al supuesto consenso que esperan tener internamente: ”No
se puede decir que eres demócrata si estás en contra de los inmigrantes, si
estás en contra del aborto, si estás en contra del matrimonio gay y los
derechos LGBTQ“.
El bando
republicano también se ha visto salpicado por la polémica. “Esta medida no
salva vidas, sino que fuerza a mujeres a métodos más peligrosos, a tener que
salir del estado o del país”, aseguró una famosa presentadora de FOX y republicana.
“Que se mantengan fuera de nuestro cuerpo”, añadió. Declaraciones que le
costaron el puesto, siendo su programa de televisión cancelado horas después.
Las
calles también están tomadas por manifestantes, a favor y en contra, en los
alrededores de aquellos lugares donde se toman las decisiones más importantes.
El Capitolio y las cortes de los estados que están votando estas propuestas
agrupan a cientos de protestantes, pancartas en mano, con sus múltiples
argumentos a pulmón abierto. Incluso un movimiento denominado #YouKnowME
(TúMeConoces) en redes sociales está acumulando miles de testimonios de famosas
que comparten sus propias experiencias personales con el aborto.
Aunque no
la rama más
conservadora del partido, una gran mayoría de republicanos, según afirmó el
conservador Kevin
McCarthy, líder de la
mayoría de la Cámara Baja, sostienen su misma “posición pro-vida, pero con la
excepción en casos de violación, incesto o peligro de muerte de la madre”,
puntualizó McCarthy.
“Esto es exactamente lo que han votado los republicanos en esta Cámara”.
La misma
postura adoptada, y tuiteada, por el presidente Donald Trump, destacando que
también era en su día la de Ronald Reagan. Y, como si de su propia campaña
electoral se tratara, añadió: "Debemos mantenernos juntos y ganar por la
vida en (las elecciones de) 2020”.
Trump ya
ganó votos conservadores durante su campaña de 2016 al prometer que nombraría a
jueces anti-aborto en la Corte Suprema. Dicho y hecho. El magnate logró nombrar
a dos jueces conservadores al máximo Tribunal -Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh-
cambiando la mayoría a su favor, con cinco conservadores de los nueve
magistrados.
Requisito
imprescindible para que salgan adelante las leyes contra el aborto aprobadas
por los (de momento) 17 estados. Se espera que estas prohibiciones sean
bloqueadas en las cortes estatales, pero quienes las defienden planean apelar
ese tipo de decisiones hasta que los casos lleguen a la Corte Suprema de
Justicia de EEUU.
Y será
entonces, dentro de seis meses, cuando el Tribunal Supremo tenga la última
palabra.
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