Opinión

Cooperación y equilibrios

La política y sus protagonistas se mueven estos días en el alambre haciendo equilibrismo para llegar a pactos. Algunos de ellos terminarán de despejarse en los próximos días, mientras que otros van para más lejos. Así, por ejemplo, destacan los malabarismos que andan haciendo Pedro Sánchez y los socialistas con Iglesias y los de Podemos que ahora pretenden formar un «Gobierno de cooperación». Inmediatamente surge la pregunta: ¿qué es eso? Sin embargo, todavía no hay respuesta a ese interrogante. Pueden vestir el muñeco o la muñeca como quieran, pero, si al final entran miembros de Podemos o independientes vinculados a la formación morada en el Ejecutivo de Sánchez, eso será un Gobierno de coalición, se pongan como se pongan. Pero esto puede asustar a algunos grupos a los que también necesita Pedro Sánchez para conseguir su investidura. Y, por supuesto, a los ortodoxos de Bruselas, que se echarán las manos a la cabeza. Nadia Calviño, o quién corresponda en su momento, se tendrían que emplear muy a fondo para explicar ese «Gobierno de cooperación» en la capital comunitaria. Mientras tanto, en el bloque de las derechas también andan practicando el equilibrismo por aquello de que Ciudadanos dice que no quiere saber nada de Vox, a pesar de que el concurso de esta formación es necesaria en varias comunidades autónomas y ayuntamientos importantes, como, por ejemplo, Madrid. Y más equilibrismo, esta vez en la UE, para repartirse los cinco puestos importantes que andan en disputa comenzando por la presidencia de la Comisión Europea. Hace falta un equilibrio entre formaciones políticas, territorios y, por último, y muy importante, el de género.