Opinión
En catalán, por favor
A la portavoz del Govern se le ha comido el gato la lengua española, tan nauseabunda que no da ni para comer a los charnegos. Meritxell Budó, otra ventrílocua por la que habla el títere Torra por boca de Puigdemont, afeó a un concejal de Cs que felicitara a los andaluces en español cuando era alcaldesa de La Garriga. Y es que tendría que haber pronunciado su discurso en andaluz, que sí que ha estado postergado hasta el ridículo.
En Andalucía, en aquellos tiempos de los que usted se acuerda, la imitación sardónica del catalán se hacía a lo Mary Santpere, mientras que el acento de la tierra se guardaba para los chistes. Hablar en castellano era hacerlo en «fino», a lo que se apresuraban los que decían tener estudios o vivían en modo aspiracional. Rocío Jurado, tan grande, metía mucho la pata intentándolo. Una folclórica chiclanera llamó al técnico de la lavadora y le dijo: «Mire, esto no anda, pulso el botón, alzo el botón y no pasa nada mada». Quería decir no pasa nada más. Ha llovido mucho. Hoy algunos hasta se pasan de frenada y fuerzan el habla, que para eso les enseña Canal Sur.
La señora Budó, por mucho que ame su lengua materna, lo que no expone es educación y sí un alto sentido del absurdo, tan mediterráneo, como demostró TV3 en aquella entrevista en la que intervenían Ada Colau y el ex alcalde de Medellín, ciudad en la que el catalán no es vehicular en los colegios, en un galimatías de traducción simultánea que parecía una broma de José Mota, castellano manchego.
Más que indignación, que es de lema podemita, causa hilaridad y vergüenza ajena, ese sentimiento exclusivamente humano, al menos hasta ahora. Budó pretende una animalada intelectual. Pero hasta las mascotas ladran a las visitas como ese guau guau que todos entienden. ¿O no es eso el diálogo, entenderse?
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