Opinión

La sonrisa de Otegi

España empieza a arder terriblemente, por Tarragona. España está fundida de calor en sus calles, mareada de tanta incertidumbre. España no está para bromas, y ni mucho menos para otra repetición de elecciones. No sé qué mal nos pesa más: los 40 grados a la sombra o los 40 políticos de turno recién salidos del horno de las urnas, incapaces de pactar gobiernos estables.

Visto lo visto, acabará el verano y seguiremos en el limbo, sin un Ejecutivo consistente que llevarnos a la boca. La política es el arte del negro hoy pero no te confíes, quizá mañana blanco (y viceversa). Ahora mismo, me temo que transitamos por el camino más azabache: el PSOE se ha quedado sin el apoyo clave del Unidas Podemos de Iglesias, harto éste de pedir –sin éxito– ministerios por las esquinas. No hay trato y, por tanto, no hay investidura que valga, aunque Sánchez siga contando con la complicidad de sus otros socios de la moción de censura. Le siguen, de cerca, los sagaces nacionalistas vascos y, oh, sorpresa, desde EH Bildu anuncian que están dispuestos a dialogar «a cambio de». ¿Dispuestos a «normalizarse»?

El caso es que en las últimas horas, en un gesto inédito, un diputado de la formación abertzale participó en el minuto de silencio que se guardó en el Congreso, como cada año, por las víctimas del terrorismo. Y la noche anterior, en la televisión pública, era entrevistado Arnaldo Otegi. Sí, el hombre de paz que antes iba de etarra, el que osa atribuirse el mérito de la concordia en el País Vasco, el que nunca condenará la violencia de ETA. Personalmente, Otegi me revuelve el estómago. Profesionalmente, soy consciente del interés que suscita pero critico el oportunismo electoral, la elección interesada del momento para abrirle esa ventana.

Humanamente, empatizo con la indignación de tantas víctimas. Esa medio sonrisa suya me lleva, en modo «flashback», a otros momentos pasados, fúnebres, de bombas y tiros en la nuca. Ahí estábamos también, asqueados frente a la tele mientras él valoraba el crimen de turno, quizá de algún socialista, con esa misma expresión facial, equiparando asesinados con asesinos. En el 24 Horas, Otegi nos refrescó la memoria. No puede ser que este PSOE se achicharre sujetando a Bildu para gobernar. ¡Que alguien apague este incendio!