Opinión

John Locke (1632-1704)

John Locke, en su libro «Dos tratados de gobierno», describe la doctrina política de Sir Robert Filmer, del cual discrepa en profundidad. El sistema de Filmer no es más que esto: «Todo gobierno es monarquía absoluta»; y el principio en que se basa es este: «Nadie nace libre». Leo Strauss y Joseph Cropsey en su «Historia de la Filosofía Política» de la que son compiladores (1963). La doctrina política enuncia, en términos radicalmente opuestos y similar brevedad de este modo, que «todo gobierno está limitado de sus poderes y sólo existe por el consentimiento de los gobernados». Locke lo funda en un principio meridiano: «Todos los hombres nacen libres».

Introduce así el tema de la libertad humana, fundamento de la filosofía política del liberalismo de su pensamiento político en «A Letter Concerning Toleration» (1689); habló sobre libertad religiosa y libertad política en «Two Treatises of Goverment» (1690); y en «Some Considerations of Consequences of the Lovering of Interest and Raising the Value of Money» (1691), de la libertad económica. Cada una de estas obras forma una exégesis del principio de la libertad del hombre.

De modo que el tema es la libertad humana. No se trata de una investigación lo que conduce a la estructura básica del tema de la libertad humana, porque la pregunta inicial –por esta razón se convierte en indagación– que aplica Locke es ¿qué es el poder político?, es decir, es necesario comprender con ajustes a la realidad el poder político, que deberá ser incluido en el «Segundo Tratado». Pero qué es el poder político: el verdadero alcance y fin original del gobierno civil, que es, justamente, el interés principal del «Segundo Tratado». De nuevo se ofrece una definición; ahora bien, inmediatamente se debe tener en cuenta primero que el estado en que se encuentran todos los hombres tiene que ser un estado de perfecta libertad, difícilmente concebible en la estructura relacional de las mentalidades coexistentes en el tiempo y también en un estado de igualdad natural.

Caso de tener oportunidad de que este estado de libertad no es inevitablemente de «licencia», pues la libertad de naturaleza disfruta de una ley de naturaleza que tiene una ley natural por la que se gobierna y que obliga a todos: la ley de naturaleza consiste en tener sólo tal ley por regla, «no estar sometido a ninguna otra restricción que no sea, precisamente, la ley natural». Y la razón, coincidente con esta ley, enseña a todos los hombres que deseen consultarla que, al ser todos iguales e independientes, nadie debe causar daño a otro en lo que se refiere a su vida, salud, libertad o propiedades; están, además, dotados de idénticas facultades y partícipes todos de una comunidad de naturaleza no peca de suponerse que existe ninguna subordinación entre ellos que autorice destruirse unos a otros para conseguir el provecho de otros.

De manera, pues, que la primera impresión del estado de naturaleza de Locke es, por consiguiente, la de los hombres conviviendo como amigos en las primeras etapas de la Humanidad, con anterioridad de la sociedad civil, gozando de libertad e igualdad en una convivencia pacífica y buena voluntad protegidos por la ley natural.

Pero, ¿qué es el estado de la naturaleza? Locke plantea por primera vez la cuestión de si el estado de naturaleza existió alguna vez ofrece un ejemplo que no es el de los hombres prepolíticos, sino que hace referencia a hombres que de modo esencial, y en grado común, son políticos: todos los reyes y gobernantes que viven en relación civil con otros muchos hombres se encuentran en el estado de naturaleza y diversos ejemplos uno respecto de otro, pero no de todos entre sí. Los «estado de naturaleza» propuestos como modelos no siempre remiten a lo prepolítico, porque los hombres viven juntos conforme a la razón, de modo que el estado de naturaleza es más amplio que una descripción de la condición del hombre antes del advenimiento de la sociedad civil. Nada tiene que ver con la «experiencia», con la experiencia de quienes viven en ella. Es una forma de relación humana carente de experiencia histórica.