Opinión

Primos

Se identifica erróneamente a italianos y españoles como especie idéntica. Pero, que me perdonen nuestros vecinos, ellos son más ruidosos, bastante más chovinistas y, según la Historia demuestra, cobardillos en el campo de batalla. Viajamos más que ellos, nos engalanamos menos, vendemos peor y, desde luego, no pensamos que el mundo gastronómico acabe en la paella.

Los acontecimientos políticos de los últimos cinco años revelan, sin embargo, que algo nos queda con los primos y se extiende a griegos y portugueses. Tuve una primera intuición en Atenas, cuando seguí las elecciones que ganó Syriza y analicé la fuerte subida que aquí experimentó Podemos. En Italia la cosa se llamó Movimiento 5 Stelle. Las cosas se confirmaron con la crisis económica, cuando los hombres de negro –policía nórdica– irrumpieron en Grecia y Portugal. En nuestra casa se quedaron a la puerta y, por no haber hecho cuentas en Italia, están ahora los vecinos con graves problemas. La diagnosis de nuestro ADN ha concluido, para mí, con la italianización de nuestro sistema político.

Este verano estamos como ellos suelen estar, sin Gobierno. Después de un año sin Ejecutivo en tiempos de Rajoy, y tras la moción de censura, la presidencia interina de Sánchez y la dilación postelectoral actual, empiezo a pensar que sí, que nos parecemos a los italianos. La economía resiste y empuja, la gente trabaja y todo discurre al margen de la política. Va a ser que los del Norte de la UE tienen razón. Somos primos mediterráneos.