Opinión

La soberbia de Bolsonaro

En mi casa no se habla de otra cosa. Las llamas que devoran la Amazonia brasileña nos han dejado las conversaciones castradas. A mis hijos solo les preocupa el futuro de un planeta cuyos pulmones arden, sin remedio, mientras al presidente del país al que pertenecen, solo parece querer enzarzarse con quienes ponen voz al dolor del mundo entero, como Emmanuel Macron.

El presidente francés informó de que incluiría este asunto en la agenda del G7 de este fin de semana. Se suponía que dicho gesto agradaría al presidente brasileño por razones obvias, pero Bolsonaro está en otra. Lo mismo le da que en redes sociales lleve rezándose desde el pasado miércoles (#PrayforAmazon) y que no haya un alma buena que no derrame lágrimas al ver lo que está sucediendo en su país.

El prefiere acusar, sin pruebas, a los miembros de organizaciones en defensa del medioambiente y señalarlos como los causantes de tan terrible catástrofe, en venganza por el recorte de fondos decretado por su Gobierno. Bolsonaro, cuya inconsciencia y soberbia sobrecogen, ha entendido como injerencia la actitud de Macron, quien, poniendo voz a millones de personas, ha tildado el desastre de «crisis internacional».

Para el brasileño, la conducta del francés es «colonialista». Y para cualquier persona con sentido común, la del brasileño es tan estúpida como la de todos aquellos a los que ciega la codicia, las ganas de tener siempre razón y de defender lo indefendible, con tal de quedar en buen lugar. Aunque tal lugar, por cierto, como todos, pueda desaparecer si acabamos cargándonos la tierra. Algo que, por desgracia, no parece que sea ciencia ficción.