Opinión
Perspectiva de Serra y Errejón
Las recientes intervenciones de Isabel Serra e Íñigo Errejón en la Asamblea de Madrid fueron criticadas por su sectarismo y su demagogia. Creo que precisamente allí reside su interés, porque ambos expresaron un aleccionador aborrecimiento hacia los derechos y libertades de las trabajadoras. Doña Isabel fue clara, directa y de frente. Sin ambages, le dijo a Rocío Monasterio: «La educación pública tiene como objetivo proteger a los niños de padres como usted». La política de Vox sonrió, con razón, porque no se puede exponer con más sinceridad y nitidez un anhelo fundamental de la izquierda: exterminar la libertad de las mujeres en lo referido a la educación de sus propios hijos, nada menos.
Don Íñigo, hombre tenía que ser, fue más sinuoso, embaucador y obscuro. Pero sus palabras fueron reveladoras, como las de la señora Serra. Preguntó: «¿El hijo de un reponedor puede llevar a sus hijos al Colegio Británico?». Añadió: «Las libertades que están mediadas por el dinero no son libertades, son privilegios». Confesó: «Creemos que la libertad se ejerce en común». Y concluyó: «Defender la libertad no es la ley de la jungla».
Identifica primero la libertad con la desigualdad injusta, como si los pobres no pudieran ir a colegios privados por culpa de la libertad, y, en cambio, la coacción política y legislativa garantizara el Colegio Británico para todos. A esta mentira se le añade otra, que identifica el dinero con una falsa libertad; aquí la trampa consiste en que el señor Errejón no rechaza el dinero, sino solo el dinero que la gente puede utilizar libremente porque es suyo; en cambio, subir los impuestos a las trabajadoras, es decir, quedarse con su dinero, eso lo suelen aplaudir los supuestos progresistas.
El siguiente paso es negar la libertad individual: «La libertad se ejerce en común». Es decir, aquí la libertad suya de usted, señora, no cuenta frente a la sociedad, entendida como el poder político. Sigue la clásica equivalencia entre libertad y selva, como si la libertad prescribiera la ausencia de reglas, cuando es justo al revés. Y, por fin, aquí nos da lecciones sobre la libertad alguien que solo se dio cuenta de que hay algunos problemas políticos y económicos en Venezuela hace unos meses, y que ignoró a los liberales que los señalamos mucho antes.
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