Opinión
“Ángeles y demonios”, la mafia de las adopciones ilegales que sacude a Italia
Cuatro menores han sido devueltos a sus familias biológicas tras demostrarse irregularidades en la retirada de su tutela y se investigan otras diez. En el centro de la trama criminal se encuentra el alcalde de Bibbiano del PD (centro izquierda), una circunstancia que ha sido explotada por el líder de la Liga, Matteo Salvini
Hubo un día en el que Laura dijo basta. Tras años de maltratos decidió denunciar a su ex pareja. El juez decretó que sus hijos, una niña de 8 años y un niño de 12, se quedarían con la madre. Impuso una orden de alejamiento para el padre, al que le concedió un régimen especial de visitas, y el seguimiento de los servicios sociales. Los menores debían ser atendidos por psicólogos y terapeutas. Lo habitual en estos casos, hasta que algo comenzó a torcerse. De repente los niños llegaban a casa acusando a la mujer de impedirles ver a su progenitor. “En ese momento, el juez ya comenzó a amenazarme con que podían quitarme la custodia”, asegura Laura al teléfono. Su nombre no es el real.
Su ex pareja no le pagaba la pensión acordada, aunque la separación seguía unos cauces razonables. Por eso pensó que lo mejor sería procurarse un abogado para evitar problemas. Intentó solicitarlo a través de un centro antiviolencia, pero allí se lo denegaron. Sólo lo consiguió, de oficio, cuando llegó una sentencia a su buzón. El pasado 4 de julio abrió una carta en la que se le informaba de que a partir de noviembre perdería la tutela de sus hijos, ya que estos “han vivido un ambiente especialmente violento por parte de la madre, que además dejaba su cuidado a una niñera, y han tenido que presenciar en vivo un intento de suicidio por parte del padre”.
La mujer no daba crédito, asegura que todo es falso. “Me han hecho perder mi orgullo, mi dignidad. Desde que los niños acudieron a los servicios sociales, hemos vivido un clima de terror, ya que les metían en la cabeza todas esas cosas que eran mentira”, sostiene. Ahora hay un proceso judicial abierto para demostrar quién lleva razón, por lo que prefiere mantener el anonimato. A su favor juega que varias de las personas que siguieron el caso de sus hijos han sido arrestadas.
Laura vive en una localidad cercana a Bibbiano, un pueblo de unos 10.000 habitantes de la provincia de Reggio Emilia, considerado el epicentro de un escándalo por adopciones ilegales que ha copado el debate público en Italia durante los últimos meses. Todo comenzó hace cerca de un año con una investigación judicial llamada ‘Ángeles y Demonios’, abierta tras las sospechas que despertó en los tribunales de menores de la región el excesivo número de adopciones. A finales de junio, estas pesquisas permitieron imputar a 29 personas y establecer medidas cautelares sobre 17 de ellas. La mayoría de los principales sospechosos están bajo arresto domiciliario.
A la cabeza de la trama se sitúa un conocido psicoanalista llamado Claudio Foti, que acompañado de su mujer Nadia Bolognini, gestiona una ONG dedicada a la atención a los pequeños. Bajo sus órdenes, un equipo de psicólogos y asistentes sociales habrían tratado de manipular los testimonios de algunos niños para intentar retirarles la tutela a sus padres biológicos, como se desprende del auto preliminar redactado por el juez Luca Ramponi.
Entre los ejemplos, el magistrado aporta el caso de una niña de 9 de años, que fue separada de sus padres, después de que los servicios sociales presentaran un dibujo de la menor en el que un hombre le pone las manos encima a una mujer. Los tribunales entendieron que la chiquilla había sufrido abusos sexuales por parte del padre, aunque luego se demostró que los brazos de la ilustración habían sido añadidos a posteriori por adultos. De momento, al menos cuatro niños han sido devueltos a sus familias, aunque se investigan 10 casos. En medio de la confusión, algunos abogados indican que podría haber decenas de episodios similares.
Los menores eran entregados en adopción a otras personas sin motivos aparentes. El auto judicial apunta a que podrían quedar en menos de personas cercanas a la trama, que además recibían ayudas de entre 600 y 1.300 mensuales. El coste total para la administración local suponía unos 200.000 euros, sumando los pagos a los trabajadores sociales. Como último responsable se sitúa el alcalde de Bibbiano, Andrea Carletti, bajo arresto domiciliario y suspendido de sus funciones por abuso de poder y de otorgar una cantidad distinta a los servicios sociales de la que venía recogida en los presupuestos.
Hasta aquí un perfecto escándalo de los que se extienden por la opinión pública y ocupan horas en los platós de televisión. Incluso personajes muy populares como Laura Pausini o Nek mostraron su indignación. Pero se da la casualidad de que el alcalde de Bibbiano pertenece al Partido Democrático (PD). Y que, indagando, entre las sospechosas de haber recibido en adopción a una de estas menores de forma ilegal está una pareja de lesbianas.
La maquinaria de comunicación del ministro del ex ministro del Interior y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, es conocida por hacer un seguimiento de los temas más polémicos que centran los programas de máxima audiencia televisiva o las redes sociales y volcar en ellos su discurso. Consideran que en esta amplia parte del público está su electorado. De modo que, con un escándalo por la posible financiación rusa de su formación sobre sus hombros, Salvini empezó a hablar cada día del “partido de Bibbiano”, para referirse al PD.
Las cuentas de Facebook de la Liga rebotaban toda noticia que tuviera que ver con el escándalo y se creó un hashtag llamado #parliamodiBibbiano (hablemos de Bibbiano). Rápidamente comenzaron a circular bulos como que los niños sufrían electroshocks o que había curas y otras figuras del PD implicadas. Mentiras para alimentar un suceso suficientemente grave.
Las tertulias se han llenado de personajes intrigantes como Francesco Morcavallo, abogado y ex juez del tribunal de menores de Bolonia, que ha recorrido las televisiones poniendo en duda todo el sistema de adopciones en Italia. “Se trata de un gran negocio que mueve cada año 5.000 millones de euros”, sostiene al teléfono. Según su versión, “centros religiosos, cooperativas y partidos políticos suelen estar implicados en situaciones análogas”. Todo un filón para los amantes de la posverdad, en horario de máxima audiencia.
Así que, aprovechando toda la polvareda mediática, aún siendo ministro Salvini no dudó en presentarse en Bibbiano y prometer que “no habrá paz hasta que el último niño vuelva a su casa”. Anunció que el caso sería debatido en comisión parlamentaria, aunque su salida del Gobierno probablemente dificulte su tramitación. “Qué asco” le gritaban desde la multitud a él, que ejerciendo un papel de garante de la familia, criticaba que una de las menores fuera a parar a una pareja homosexual.
La Liga ha sido el partido que más ha explotado todo este asunto, aunque no ha sido el único. También la líder de los ultraderechistas Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, se ha apuntado al ‘hablemos de Bibbiano’. Ya sea con mensajes en redes sociales, en entrevistas en televisión o en el Parlamento. Aunque el caso más estrambótico es el del Movimiento 5 Estrellas, pues su líder, Luigi Di Maio, decía en julio que “con el partido de Bibbiano, con el PD, que le ha quitado niños a familias con electroshocks para venderlos” no tenía nada que ver y un mes después estaba pactando con ellos una alianza de Gobierno.
Desde la Liga y Hermanos de Italia no han parado de recordarle estas palabras a Di Maio en las últimas semanas. Y aunque ahora se le han vuelto en su contra, se trata de la primera lección del manual del populismo: utilizar escándalos fácilmente digeribles para la opinión pública y repetir machaconamente los mismos conceptos.
A la pasada sesión de investidura en la Cámara alta, la senadora de la Liga Lucia Borgonzoni acudió con una camiseta en la que se leía: ‘parliamo di Bibbiano’. La presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati, llamó al orden y terminó por suspender momentáneamente la sesión. Sin embargo, la imagen ya estaba en todos los diarios digitales y en los informativos. Poco después, Salvini y Meloni repitieron el discurso.
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