Opinión

Parálisis cerebral

Hace un par de días fue el de la parálisis cerebral, una enfermedad que afecta la capacidad de una persona para moverse, mantener el equilibrio y la postura. Es decir, un mal relacionado con las capacidades motoras y no necesariamente con la inteligencia, aunque a veces pueda asociarse a retrasos mentales de distinta consideración.

La provoca un desarrollo anormal del cerebro o un daño en el mismo durante el embarazo, al nacer o en los primeros años de vida. Hasta hace muy poco, a los niños y mayores que padecían esta dolencia casi se les escondía para que nadie pudiera verlos.

Muchas de las familias en las que había un enfermo de parálisis cerebral preferían encerrarlo en un centro u ocultarlo en el propio domicilio y olvidarse de que era un ser humano como cualquier otro. O mejor dicho, uno que a veces podía ser más inteligente o sensible que cualquiera «normal». De ahí, que algunas de las personas con parálisis cerebral a las que la atrofia de su cuerpo había desarrollado muy especialmente la inteligencia, tuvieran que soportar tantas veces el abandono o que los trataran como si fueran tontos teniendo un cerebro privilegiado.

Por suerte, los tiempos han cambiado y ahora muchos padres de chicos con parálisis cerebral se han empeñado en hacerlos visibles y en dar a conocer a la sociedad sus habilidades potenciales. No ha sido fácil. Y han tenido mucho mérito en esta causa Fabiola Martínez y Bertín Osborne, padres orgullosos de Quique, que sufre esta enfermedad, y al que todos conocemos, gracias a la generosidad de la pareja como si fuera de la familia. Lo que no se ve no existe. Lo decía Kant. Por eso es tan importante visibilizar.